jueves, 10 de junio de 2021

Genaro González Licea: yo soy este que aún no soy y aquel que aún no he sido.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Yo soy este que aún no soy y aquel que aún no he sido.
El tiempo transita en mí como polvo sin memoria,
como tarde desteñida, como canto exiliado debajo de la luna.
 
Mis dedos amputados cortan una flor que aún no existe.
Camino en la neblina y me escurro entre la hierba como árbol olvidado.
 
Los indigentes somos muertos de verdad,
la agonía de un tiempo que se va, el silencio de otro que no llega.
 
Los pordioseros son otros y los mismos.
Son cadáveres que caminan libremente atados a una piedra.
se suicidan por un pan y estiran una mano sin tenerla,
piden clemencia de rodillas para guiarse en el camino,
y su lástima es la única palabra disecada entre la lengua.
 
Los pordioseros viven sin más consuelo que seguir pidiendo,
pedir es su dios y su tormento,
su dios crucificado en sus adentros,
su miseria que babea con las manos extendidas.
 
Son un aire sumiso como la sequedad del río entre las piedras,
su soledad es un silencio que viene desde fuera,
su fe está en un dios asesinado.
 
Los pordioseros se ven desnudos si no piden,
su vacío se agranda al ver las flores.

 

Del libro:

El silencio y la sombra de Genaro González Licea

 


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