Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Siembro girasoles y nacen rosas negras,
recuerdos carcomidos,
sombras de cadáveres cremados.
Es muy grande el luto en el que vivo.
Una serpiente antes de morir me lo dijo en epitafio.
No le creí entonces,
y ahora agonizo como el musgo que muere al ver el polvo del estanque.
Los pájaros me velan con su canto,
y las flores lagrimean de dolor.
Una iguana abre sus poros al gritarme.
Estoy perdido en la negrura de una estrella.
La noche se eriza al ver mi voz tirada en el camino.
Del libro:
El
silencio y la sombra de
Genaro González Licea
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