sábado, 9 de diciembre de 2023

Genaro González Licea: reconocimiento a don José-María González Ortega, todo un ejemplo de vida.

 

Fotografía del muro de Facebook 
de don José-María González Ortega

 

A José-María González Ortega

 

Soy como un pájaro sin alas

llevado por el viento,

un alma olvidada mirando

su ser adolorido.

 

Amé como un niño el correr del agua,

conocí el fruto del amor de barro,

el hondo amor de navegar desnudo

en esa su piel de arena,

en ese su olor de ola,

tan lleno de sí, tan lleno de mí,

tan ausente ahora, lejana silueta mía,

amorosa neblina que habita en mí.

 

Busqué mi libertad entre luces negras

y lágrimas atadas,

mi cuerpo de entonces se perdió sin verme,

quedó un silencio,

un silencio enlutado dentro de mí:

recuerdos secos colgados de barrancos

y de grietas mías,

sombras que conozco y desconozco,

son de hueso y piedra,

sangre negra en mi sangre endurecida,

resplandor y abandono que crece

y destruye mi ser inacabado.

 

Y es así como mi cuerpo se arrodilló al dolor,

al sabor agridulce de un adiós sin despedida,

más no sucumbí a la muerte,

mi carne enloqueció en mi carne,

carne muerta ceñida de la vida y lo vivido,

misericordia en llagas llevándome al olvido.

 

Desde entonces una parte de mí

me abraza al sentir el frío,

otra, se va como un velero

dejado al tiempo,

ausente, desvalido,

entre espinas y suspiros míos,

que siguen siendo míos

como yo de su abandono.

 

Desde entonces, sí, desde entonces,

amo la muerte que vivo

y la vida que en mis adentros muere.

 

Del libro:

Silencio y abandono de Genaro González Licea

  

Genaro González Licea 
Fotografía sin datar