viernes, 3 de mayo de 2024

"La Sequedad del Estanque" navega por los cuatro vientos

 

Contraportada del poemario 
Las Sequedad del Estanque 
Editado por El canto de la Alondra 


Con estas palabras de aliento del poeta Francisco Fierro Brito y otras más del también poeta José-Maria González Ortega, "la sequedad del estanque" inicia su recorrido por ríos, mares y montañas. 

Que la fortuna acompañe su soledad, que es, al mismo tiempo, la soledad del poeta.  


La Sequedad del Estanque 

poemario editado por El canto de la Alondra 



viernes, 12 de abril de 2024

"La sequedad del estanque" editado por "El canto de la alondra"

 

Fotografía de "El canto de la alondra" 

"Ya jamás regresarás. 

Ceniza y viento 

es el infinito de tu alma ahora". 


De "la sequedad del estanque", 

poemario de Genaro González Licea   


Genaro González Licea

Fotografía sin datar 



domingo, 7 de abril de 2024

Genaro González Licea presenta "La Sequedad del Estanque", poemario sobre la decadencia y renacer del tiempo

 

La sequedad del Estanque 

Fotografía de EL CANTO DE LA ALONDRA



La mejor presentación de un libro, más de un libro de poesía, es, bien se podría decir, no presentarlo. La poesía, el conocimiento, debe regresar al lugar donde nació, igual que la ceniza a la tierra que nos protege y alimenta. Somos carne y ceniza, tierra y viento, agua subterránea que abraza al infinito.

         Sin embargo, al ver en mis manos La Sequedad del Estanque, quise darle un adiós y bienvenida. La debilidad humana, la siempre presente debilidad humana. Lo ideal sería recibir y despedir este poemario a la sombra de un árbol o a la luz y vaivén de los cuatro vientos, o bien a la orilla de cualquier vereda, todas ellas, a fin de cuentas, llevan al centro del alma, al centro de la bondad humana.

         Para bien o para mal, decidí presentar La Sequedad del Estanque, entre estas mis cuatro paredes, una ventana que me mira y la puerta del tiempo. Es un testimonio de gratitud a tantas amistades que, sin conocerlos ni conocerme sin otra expresión que la palabra, han dado cobijo y aliento a lo que escribo, cosa que agradezco muy de veras. Más en estos tiempos donde abunda la mezquindad y la gula del poder. La soledad y desconfianza, la violencia de la ficticia propaganda del éxito y fracaso. El respeto y la tolerancia, la vida fraterna y en comunidad, están viviendo un sueño que bien vale la pena despertar. Y ahí está la voz de los poetas, la voz inagotable del poeta, la palabra de miles de personas dialogando con su tiempo, con la decadencia y renacer del tiempo.

         La Sequedad del Estanque es un modesto murmullo de esa voz. Es, se diría, un asomo al vacío, a la vivacidad del vacío, a la piel subterránea, íntima, de la vida y de la muerte que al mismo paso siempre van. Eso es La Sequedad del Estanque, e inicio la lectura de unos cuantos versos suyos:

 

1

La sequedad del estanque.

El silencio vacío.

Mi aura flotando sin el agua.

El palpitar del frío envuelto entre la escarcha:

nada quedará de mí, de ti,

del olor a musgo en esas grietas que me miran.

 

2

La vida es tan efímera como la muerte,

aromas pálidos que rozan gozosos

el musgo de una piedra perdida en el olvido.

 

3

Entre las horas pardas

y los cirios consumidos,

veo mi cuerpo partir abrazado de un suspiro.

Nada quedará de él.

El viento destejerá su carne

y el sol su voz y su alarido.

Nada quedará de él, nada.

 

4

Los girasoles siguen también la sombra de la luna,

la voz amarga del verano,

el llanto de los muertos perdidos en un mar sin sepultura,

el murmullo de las hojas envueltas

en lo oscuro de mis pasos,

la eterna eternidad del agua abrazada

con la noche y su espesura.

 

5

Hay veleros que se van al mar

sabiendo que está vacío,

la brisa les llama,

fresca, imponente, eterna,

plena de soledad y ausencia,

ausencia de ti, de mí,

de este andar y desandar sin rumbo,

buscando tan solo un día, un instante,

que nunca llegará.

 

6

Nadie me espera ya,

ni el murmullo del agua,

ni el consuelo de mi voz humedecida.

Nadie,

ni el viento, ni mi sombra, ni el vacío.

 

7

Ahora lo sé,

mis pasos no son más que un polvo de huesos

al ras de mi camino.

 

8

Alma mía que te vas sin mí,

ya jamás sentirás mi piel amarga.

Serás brisa flotando en el ocaso.

 

9

Antes de que las brasas encuentren

lo oscuro de mis penas,

antes de que arda mi piel entre mis llagas,

sí, antes de que el viento se deslice

en lo incierto de mis huesos,

debo decirte que amé

como ama aquel que no busca ser correspondido.

 

De odios y venganzas nada supe,

amé como el viento ama al viento,

la piedra a la piedra y el agua al agua.

 

Amé sin sentimientos encontrados.

Amé como se ama el día y el día que se va.

 

10

Prepárate a morir, poeta,

solo, sin una sombra que te abrace.

Desnudo de ti, de mí,

de la gloría calcinada en el camino.

 

El alma es un instante de misterios y pasiones,

luces y sombras encontradas,

comunión de voces divinas y profanas,

instantes de llamas, brisa, tierra y ceniza adolorida.

 

Prepárate a morir, poeta.

Despídete de esa tu voz hecha de leña

y arde, con ella, sin temores.

 

Muchas gracias a todos.

 

Genaro González Licea

Caloclica, CDMX, 7 de abril de 2024

Genaro González Licea 

Fotografía sin datar




viernes, 5 de abril de 2024

"La sequedad del estanque", poemario de Genaro González Licea

 

La sequedad del estanque

editado por EL CANTO DE LA ALONDRA,

elcantodelaalondra@gmail.com 

Francisco Fierro Brito, su director y poeta. 



sábado, 16 de marzo de 2024

"La sequedad del estanque", poemario de Genaro González Licea

 

Diseño de Ulises Fierro Naranjo
Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Coordinación de Marcela Román N. 
Editado por Francisco Fierro Brito 
Prologo de José-María González Ortega

Tengo a la vista la maqueta y portada del poemario “La sequedad del estanque”, libro que dediqué a mí siempre maestro don Pedro Vuskovic Bravo, hombre de gran sencillez y calidad humana.

“La sequedad del estanque” es un libro editado por EL CANTO DE LA ALONDRA, elcantodelaalondra@gmail.com, que cabe en bolsillos y bolsas de mano, su tema es el envejecimiento del ser interno que tenemos todos, la vivacidad de la vida y el amoroso encuentro con el misterio de la eternidad de la muerte.

Dicho poemario, por otra parte, esta prologado por el poeta y crítico español  José-María González Ortega, quien, además de sus libros de poesía, conferencias y recitales, ha coordinado antologías, dirigido programas culturales y participado en diversos grupos literarios. Un privilegio que su pluma y su estatura acompañe el camino de poemas tan modestos.

Es de agregar que “La sequedad del estanque” ha sido cuidadosa y amorosamente editadas por EL CANTO DE LA ALONDRA, “esfuerzo editorial independiente abierto a autores con reconocida trayectoria, pero también a quienes se inician en las letras”. Su diseño estuvo a cargo de Ulises Fierro Naranjo, la coordinación por la escritora y poeta Marcela Román N., y la fotografía por Ingrid L. González Díaz.

Felicidades mi estimado poeta y editor Francisco Fierro Brito, felicidades a todos por el trabajo realizado. Que “La sequedad del estanque” recorra su camino y llegue a buen puerto. Mi gratitud a todos. 


 Genaro González Licea 

Fotografía sin datar  

htts://gglicea.blogspot.com/

 


sábado, 9 de marzo de 2024

"La sequedad del estanque", poemario de Genaro González Licea en la editorial "EL CANTO DE LA ALONDRA"

 

Hermoso diseño 
de Ulises Fierro Naranjo 


Rodeado de la bondad de tantas y tantas almas, está a unas horas de aparecer “La sequedad del estanque”, poemario lleno de mí y de un gran número de alientos que apreciaré siempre. 

La editorial ELCANTO DE LA ALONDRA, elcantodelaalondra@gmail.com, me obsequió la oportunidad de “ser navío” para llevar mis versos al puerto de su destino.

Mi gratitud a todos 


Genaro González Licea 
Fotografía sin datar 



sábado, 20 de enero de 2024

Intervención de Genaro Gonzalez Licea en la presentación de "Raíces del agua" de Benito Balam

 



 “Vengo arrebatar del hocico los códices devorados

las palabras de estuco grabadas en mis bóvedas

vengo a cincelar con extraños augurios

                                      mi rostro que no conozco”.

         Y es así como Benito Balam inicia su caminar como poeta, su búsqueda interior, su encuentro y desencuentro consigo mismo y con el otro, con su presente y su pasado y, sobre todo, con la presencia y fortaleza de una cultura milenaria, de horizonte comunitario compuesto por un concierto de voces, todas ellas con su aroma y su textura, su autonomía y sentido de pertenencia. La antología que aquí se presenta es parte de esa búsqueda y caminar literario y filosófico de vida de Benito Balam.

Su actitud y compromiso de vida de “arrebatar del hocico los códices devorados”, “las palabras de estuco grabadas” en sus bóvedas, y más aún, su actitud y compromiso de construir y reconstruir, de “cincelar”, como él lo llama, su “rostro” que no conoce, su historia, nuestra historia e historicidad que ha sido sepultada. De ahí precisamente el título de mi modesto comentario, incorporado generosamente por Benito en la antología: Benito Balam y la palabra amorosa nacida del subsuelo. En la misma tesitura se ubican las líneas que escribí para la presentación de dicha obra en el Foro Zozobra de la Casa Museo Ramón López Velarde, en Jerez, Zacatecas, mismas que titulé: Las “raíces del agua” o el principio del principio de Benito Balam.

Por supuesto que no repetiré aquí, en este Museo Casa de la Memoria Indómita, lo ahí dicho, sin embargo, sí reiteraré que no estamos frente a un texto cualquiera. Tanto en esta antología como en su obra entera, no existe desperdicio alguno. Y ello es así porque en su obra se percibe una visión de vida, una filosofía del ser, una voz auténtica, autónoma, reflexiva y crítica.

En la obra de Benito Balam hay una búsqueda permanente de nuestras raíces, de nuestro rostro y filosofía propia, de nuestra historicidad y, lo más complejo que existe, hay una propuesta de convivencia de culturas en comunidad, que Benito denomina el “alma indocristiana”. Alma de mil colores, alma maya y universal. Alma que, más que ubicarla como un acto de fe, hay que percibirla como un despertar y construir, en el espíritu de cada quien, con un sentido de equidad y justicia social, con un compromiso de respeto y convivencia colectiva. Incluso, se diría, hay que percibirla como una auténtica formación de identidad y conciencia social, dicho con palabras del propio Benito (materia de otro escrito filosófico/político), con una auténtica “formación de la conciencia nacional de México”, configurada desde la base de la amplia gama de comunidades originarias que integran nuestro país.

Es de agradecer que esta visión de mundo, que de suyo tiene un gran valor, Benito Balam la expone, en esta antología de manera literaria y poética, hermosa y profundamente poética, vía una parte de sus escritos que van de 1976 a 2023. No me casaré de decirlo, Benito Balam es un gran poeta. Un poeta congruente, de canto social y libertario, amorosamente libertario, desde sus orígenes hasta nuestros días.

En toda la obra de Benito Balam hay esta esencia y continuidad, esta savia que no cambia nunca, puede, quizá, cambiar la forma, lo cual es muy lógico con el paso del tiempo, pero el fondo prevalece, además de intacto, aquilatado. Su palabra y compromiso social es el mismo y otro al mismo tiempo. Su savia sigue intacta y, a la vez, mucho más fortalecida. Es la voz del jaguar aquilatado.

Traigo, nos dice, un jaguar que me desgarra dentro: “es un jaguar que apenas cabe / es un jaguar que merodea hiriendo mis paredes / es un jaguar que se revienta… / y se rebosa a litros por mis palabras”. Y concluye: “soy un jaguar de Indoamérica / lo reconozco / a bien salud/ mi respetable herencia”. Esta es la “raíz del agua” de Benito Balam.

Su palabra es vital para acercarnos a nuestro pasado, a nuestra forma de ser, a nuestra raíz de dignidad intacta e inconquistada, sea esta raíz: maya, purépecha, tarahumara, huichol, lacandona, triqui, negra, morena, blanca o castaña. En todas ellas lo que existe es un espíritu colectivo con una raíz de barro. Raíz que, lo repito, tiene mucho que ver con sus y nuestros ancestros, con su dignidad de piedra que nadie a conquistado.

Agréguese al contenido propio, muy propio, de la palabra de Benito, la riqueza cultural por él bebida de personas de gran compromiso social, y no me refiero solamente al maestro José Hernández Delgadillo, por dar un nombre, sino también a toda una generación cultural con pies de barro: chamanes, campesinos, mineros, albañiles, pintores, escritores, profesores, gente pobre de aquí y de allá, códices petrificados, milpas y mazorcas, estudiantes, madre tierra y padre sol. Las montañas, los ríos y los mares. Los jaguares y el árbol de la ceiba.

Todos están en las “raíces del agua”, en la voz social y libertaria de un poeta que tiene un agudo oído interno, llamado Benito Balam. Hombre generoso que obsequia siempre un puño de luz, una revelación, una esperanza, a todo aquel que a él se acerque. Les aseguro, mis amigos, que el exterminio de nuestra cultura, de nuestro pasado libertario y colecticio, de nuestra historia y espíritu de barro, nunca se llevará a cabo, en tanto existan poetas como Benito Balam.

 

Genaro González Licea

Caloclica, CDMX, enero de 2024 

 


Genaro González Licea 
Fotografía sin datar