Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Es un recuerdo de colores que me arrulla,
una sonrisa colgada en un rincón abandonado.
Es una voz que no conozco o conozco demasiado.
Es algo que me arrulla con dulzura en ésta mi alma pisoteada.
“Duerme, duerme mi niño”, me dice el caer del
agua estando yo tendido en un pasto cansado de mirarme.
Es un canto que llora al verme caminar sin pasos
y al sentir la miseria en la que vivo.
Es el brillo amargo de una estrella,
el frío que rasga lo oscuro de la luna,
la tumba que me espera desterrada de mí y de mi boca sepultada.
Es un recuerdo perdido en la montaña,
un sonido dulcemente triste que acompaña mi agonía,
un aire amoroso traído en mi último suspiro.
Es nada y todo lo que tengo.
Del libro:
El
silencio y la sombra de
Genaro González Licea
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