jueves, 22 de octubre de 2020

Genaro González Licea: estoy con el ánimo molido

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Estoy con el ánimo molido.

Solo quiero descender hasta encontrarme.

Vivir sin el lamento de haberme asesinado.

Ver mis miedos desdoblarse

como sueños que aborté dormido.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 




Genaro González Licea: todo era un negro azuloso...

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Todo era un negro azuloso

donde solo existía una sombra perdida entre la mía,

un olor a vieja madera humedecida,

un delirio destrozado como insecto pisoteado,

una triste ilusión que sin saberlo me seguía.

Y en lo más hondo de mí,

un lamento arrinconado que en mis sueños se dormía.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: los muertos, ahora lo sé muy bien, sueñan en su sueño lo vivido

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Los muertos, ahora lo sé muy bien,

sueñan en su sueño lo vivido,

abrazan con su sombra la fosa que les mira,

un recuerdo, un olvido,

una lágrima seca y oscura como el barro,

una culpa tirada al fondo de un suspiro asesinado.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: quizá este abrazado a mi silencio

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Quizá esté abrazado a mi silencio,

a la agonía que vive en mi garganta desgarrada,

a mis pies olvidados en lo negro del camino.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: las tumbas en el olvido son un yo sin mí

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz 


Las tumbas en el olvido son un yo sin mí

en lo más profundo de mi yo perdido.

Son carne desflorada con mi propio dolor acribillado.

Gritos de un delirio enloquecido.

Odios escondidos llorando atrás de mi lamento.

Egoísmos enroscados en el agua de una nube asesinada.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: mi vida fue ceniza caída en un naufragio de recuerdos

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Mi vida fue ceniza caída

en un naufragio de recuerdos y hastíos,

en el grito hiriente de un reseco manantial

que busca el crepúsculo en el agua,

en el musgo de un cadáver olvidado.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 






Genaro González Licea: las luciérnagas alumbran mi vértigo que escurre adolorido

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Las luciérnagas alumbran mi vértigo que escurre adolorido.

Los pájaros me miran caído sin mi lengua.

Su canto es un riachuelo que humedece mi camino,

astillas clavadas en mi nombre sepultado,

relámpagos que rozan la noche arrepentida,

los abortos que duermen sin haberse sepultado,

el tiempo que agoniza con el tiempo.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 







Genaro González Licea: soy ese olor migrante

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Soy ese olor migrante

que regresa sin haberse ido.

Estoy sepultado sin haber nacido.

Mis dedos amputados acarician la lluvia que me abraza,

mis lágrimas que sacian mi sed cuando suspiro,

mis ojos que se duermen en el hueco de mis ojos,

en el aire que respiro,

en el tiempo que se ha ido.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 



Genaro González Licea: en las grietas donde estoy

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


En las grietas donde estoy hay envidias y rencores

que palpitan escondidos.

Úlceras tiradas en mi sombra que les hiere.

Intimidades muy nuestras separadas de los ojos.

Instantes amputados pero nuestros todavía.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 


Genaro González Licea: tumbas que son mías, fueron mías, siguen siendo mías

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Tumbas que son mías, fueron mías, siguen siendo mías,

y sin embargo,

han aprendido a amar su fatalidad conmigo,

aman, como yo, su intimidad desnuda.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 


miércoles, 21 de octubre de 2020

Genaro González Licea: yo mismo cavé mi tumba

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


  Yo mismo cavé mi propia tumba.

Yo mismo me hundí hasta perderme

en un lugar donde la nada es parte de mi nada,

donde la ausencia se extiende con mi ausencia,

y un hilo de tristeza desgarra la luz que se ha perdido.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 





lunes, 12 de octubre de 2020

Genaro González Licea: las tumbas en el olvido son carne inexistente colgada en mis huesos perforados


Fotografía de Ingrid L. González Díaz
 


Las tumbas en el olvido son…

 

Carne inexistente colgada en mis huesos perforados,

en mi voz que canta

con los músculos de pájaros ahorcados.

Negras estrellas dolidas en su vientre torturado.

Culpas enlamadas que cuelgan para siempre resentidas.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea



Genaro González Licea: he de verme, me dije, en la profundidad de mi rostro desgajado


Fotografía de Ingrid L. González Díaz


He de verme,

me dije,

en la profundidad de mi rostro desgajado,

en las tristes cenizas que al amanecer sin mí volaron,

en el aroma que me lleva a un abismo perdido en mí.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: y huí de los mitos y falsas sepulturas

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Y huí de los mitos y falsas sepulturas,

fue alto el precio.

Vi mis tumbas en mi cuerpo sepultadas.

Tumbas donde una parte de mí me espera

sin saber que existo.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 


Genaro González Licea: vi mi sombra ulcerada caer en el vacío

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Vi mi sombra ulcerada caer en el vacío.

La vi antes de morir en la nada que murió conmigo.

La oscuridad fue mi sombra y mi camino.

Mi piel, mi soledad, mi olvido.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea


Genaro González Licea: soy, es cierto, un manantial que herido se evapora

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Soy, es cierto, un manantial que herido se evapora,

un abismo donde habita mi cadáver.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea



Genaro González Licea: el olvido es una parte mía y de un atardecer que no verán mis ojos

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


El olvido…

 

Es parte mía y de un atardecer que no verán mis ojos.

La muerte, lo digo ahora,

es un azul olvido

tan puro como el aroma de un silencio abandonado,

de un recuerdo indiferente

hundido más allá de las nubes que lloran al sentir el mar.

Infinito vacío donde duerme mi aliento que agoniza,

mi piel rugosa donde el viento se pierde con el viento.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 


Genaro González Licea: no hay más allá ni más acá

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


No hay más allá ni más acá,

hay polvo y viento,

vacío, soledad,

soledad envuelta en soledad,

y silencio, mucho silencio.

Silencio de azul olvido.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 


Genaro González Licea: solo busqué que mis sueños se juntaran con mis sueños

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Solo busqué que mis sueños se juntaran con mis sueños,

que el eco de mi voz fuera mi vida y los pies de mi camino,

y mi nostalgia un recuerdo tirado en el olvido. 


Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea


Genaro González Licea: morir no es el patético segundo de partida

 

Fotografía de 
Ingrid L. González Díaz



Morir no es el patético segundo de partida.

Es la hermosura del aire que respiro,

una existencia en el andar de este camino.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



jueves, 8 de octubre de 2020

Genaro González Licea: no sé si al caminar fuí yo el que cayó en un recuerdo sepultado

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


No sé si al caminar fui yo el que cayó en un recuerdo sepultado,

o fue mi fantasma bañado de ausencia y de vacío.

No lo sé,

pero sé que mi yo es una sombra enterrada entre mi sombra,

y sangro al verme crecer sobre la hierba.

Igual que el aroma de una flor que nunca tuve,

igual que la congoja de una tierra que nunca fue la mía.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea

 


Genaro González Licea: ese día llegué más allá del fondo de mí mismo

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Ese día llegué más allá del fondo de mí mismo,

me vi sin mí por un instante,

me vi sin conocerme,

era yo y el otro y el otro que nunca he sido,

y a la vez ninguno era el rostro de mi rostro,

la cara de mi cara,

la de este que soy ahora

y muerde su quebranto en su abandono.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 


Genaro González Licea: mi silencio era la llama de mi cuerpo ejecutado

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Mi silencio era la llama de mi cuerpo ejecutado,

un gris agonizante que murió abandonado,

un muerto ajeno a mi propio muerto sepultado,

un cadáver clandestino en mis venas desatado.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea


Genaro González Licea: las tumbas en el olvido son quejidos escondidos...

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz


Las tumbas en el olvido…

 

Son quejidos escondidos suspirando muy dentro de cada quien,

muy al fondo de nuestro ser asesinado

en el rostro de otro rostro

que es mi rostro vagando sin mí y tirado al lado mío,

desnudo de sí,

desnudo de mí,

desnudo de su más pura desnudez desnuda. 

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 


lunes, 5 de octubre de 2020

Genaro González Licea: es el rostro de mi madre que duerme carcomido junto al mío

 

Fotografía de Ingrid L. González Díaz 



Es el rostro de mi madre

que duerme carcomido junto al mío.

Es mi rostro migrante amasado

con los sesos de un canto de paloma,

paloma migrante igual que yo,

que dejó su esperanza arrodillada,

su boca amordazada,

y su amor y libertad en una hoja

que llora cuando llueve,

cuando el aire la mece en ese infinito que me ciega.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea