Aforismos
A propósito de la vida y la muerte, la desesperanza
y el desencanto humano
México, D.F., a 22 de febrero de 2015.
Muchas gracias por permitirnos
estar con ustedes en esta Feria del libro del Palacio de Minería y, de
ella, en este Pabellón Estado de México.
Gracias también a Mónica Soto
Icaza por sus referencias tan conmovedoras hacia mi libro. Además, por
supuesto, del tono tan íntimo y suave con el cual ha leído algunos aforismos.
Al escucharlos los desconocí por momentos, después me dio mucha tristeza y
alegría. Entendí con singular claridad que Aforismos
en realidad ya no son míos, sino del otro, de aquel que los hace suyos.
Redondea mi gratitud en este
evento, la reflexión tan exacta de Miguel Ángel sobre el tema, y ya no decir
sobre los aforismos que hoy me hace favor de presentar.
Miguel Ángel de Bernardi es
guionista, dramaturgo, novelista, maestro de artes escénicas e investigador
social. Sin embargo, para mí, es sobre todo un generoso amigo, poeta en esencia
y profesor en cualquier espacio donde participa.
Agradezco y valoro mucho sus
palabras. Tomé nota de ellas porque, efectivamente, no todo es tristeza en la
vida. La vida es también, y sobre todo, placer, canto, hermosura. Gusto inmenso
de vivir la vida.
Aforismos es un libro de reflexión
sobre elementos tan cotidianos como la vida, la muerte, la desesperanza y el
desencanto humano. Cuatro temas y el reconocimiento a un pintor,
componen el libro.
·
Los aforismos propiamente.
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La vida es una partida de ajedrez.
·
Los amorosos.
·
Sobre los pintores.
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Sobre el tema de los aforismos.
Los aforismos, para mí, son
una necesidad personal, íntima, de compartir una mirada sobre la cotidianidad
de la vida. Esa vida que comparten, que compartimos, las personas “de a pie”.
Las que día tras día se ganan el pan y caen de bruces al anochecer para soñar
un rato.
Personas que lamen el placer
efímero de amar la vida. El espejismo del instante, la tristeza, quizá, de
abrir los ojos y a lo lejos ver solo un punto: la conciencia de sobrevivir por
sobre todas las cosas.
Aforismos es una expresión agridulce, melancólica, grisácea. Triste y fraterna
como la pobreza que corre de casa en casa, de jacal en jacal, como se dice por los
lugares de donde vengo.
Es una mirada a mí mismo con
la cual intento reconocerme, reconstruirme tal vez, para ser otro y al mismo
tiempo el mismo.
·
Una partida de ajedrez
En este tema intento
contrastar el pensamiento tecnificado de la era digital, un tanto automatizado
se diría, y el que fluye, digamos, como una expresión natural, de acuerdo al
lugar, tiempo, modo y circunstancia.
Intento confrontar un
razonamiento condicionado, que responde a una determinada forma de ser y
actuar. Frente a un razonamiento natural que emana del devenir de las cosas. Y
qué mejor obra para confrontar este actuar de vida, que Una partida de
ajedrez de Stefan Zweug.
·
Los amorosos.
Es un reconocimiento a la gran
fortaleza literaria y de vida que nos heredó Jaime Sabines. Es una expresión de
dolor y luto.
Retomo para ello el tema de
“los amorosos”. Los amorosos que pisan la gloria y el infierno en un respiro,
son sed y agua, rito de vida y muerte.
Los amorosos buscan. “Su
corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan”. Nos
recordará, para siempre, don Jaime Sabines.
Los pintores son
revolucionarios por naturaleza. Cuentan con una gran sensibilidad y una forma
poética de ver el mundo. Su sensibilidad les permite tocar las entrañas de la
vida y la muerte. Pero también, les lleva a que a sus pies sucumban.
La lección es grande. La
eternidad de instante que vio el pintor, es lo que plasma en sus lienzos y
hereda a la humanidad por siempre.
(Van Gogh, el “Greco”, Ribera,
Velázquez, Miguel Ángel, Goya, Rubens, Durero, Rembrandt, Munch, Kokoschka,
Chagall, Manet, Monet, Renoir, Cézanne, etc.).
·
En cuanto al reconocimiento a un pintor.
Ese pintor, grabador y
muralista de gran calado, es don Gerardo Cantú. El libro utiliza uno de sus
grabados como portada. En ese sentido Amarillo Editores se vuelve
un embajador de su obra.
La aportación de don Gerardo
Cantú a la plática mexicana está fuera de toda duda. La enseñanza de sus
maestros, Diego Rivera, José Clemente Orozco y Siqueiros, está en él
sintetizada con un estilo propio.
Don Gerardo Cantú, ese crítico
revolucionario y de incuestionable sensibilidad social, en estos momentos tiene
81 años (nació en 1934). Un saludo desde aquí.
Aforismos.
A propósito de
la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano es un libro que Amarillo Editores,
Mónica, lo edita ahora por segunda ocasión, cosa que le agradezco y aprecio
mucho.
Con su sensibilidad poética ha
cuidado su color, su diseño, su textura. Letra generosa que jóvenes y no tan
jóvenes aplaudimos.
Debo confesar que hay un hilo
sentimental que me une a este libro. Su forma de nacer y caminar por la vida.
Su paso natural, sin empujones, como crece una planta silvestre, un lirio en el
árbol, una persona en el campo.
Mis padres, quizá como miles,
me educaron en casa con unas cuantas palabras, profundos silencios y
permanentes comportamientos y actitudes. Después vinieron los libros, sonrisas,
tristezas, amor y desamor, encanto y desencanto.
Vino la vida con su peso y
dimensión natural de vida. Un caminar solo. Un caer y levantarse, tomar agua y
otra vez andar.
Un entender que una línea
leída nunca se volverá a leer. Que hay que vivir intensamente como si fuera el
último día, el último minuto, la última vez. Una conciencia de que uno no es
uno sino está unido al otro. Ese otro natural y cotidiano que, como ustedes el
día de hoy, me permite dialogar como lo hace una persona en su vida cotidiana.
Es altamente probable que
jamás sepa su nombre, pero sé que hoy platicamos como si fuera la última vez en
la vida. Y eso para mí me llena de alegría y gratitud.
Pues bien, Aforismos es eso, un libro que ha
crecido en soledad, con los cuidados de Amarillo
Editores y la generosidad de personas como ustedes.
Las personas existen sin
existir, caminan en calles sin nombre, dan un paso tras otro y muchos más sin
reconocer en ellos su propios pasos. Actúan bajo la sombra de la técnica, bajo
el cortar y pegar de las ideas, bajo la obsesión de la era digital.
La felicidad de los modernos,
eliminar conflictos personales y sociales, ser tu como persona, siempre
cúspide, feliz, soberbia, arrogante. Un todo social de dominio y poder.
Sin embargo, lo demente, la
rutina, tarde o temprano se desploma. El hombre, el ser humano, sigue y seguirá
de pie. Con su complejidad de ser y hacer. La esperanza siempre estará ahí.
“Cuando uno se cansa de sí mismo se genera la esperanza de ser otro”.
Genaro González Licea
Feria del libro del Palacio de
Minería,
México, D.F., a 22 de febrero
de 2015.