Vivo para morir, lucho para morir, nunca he negado mi destino. ¿Por qué resistirse a morir? Resistirse a morir es resistirse a vivir. Igual que comemos tres veces al día, vivamos sin angustia la cercanía de nuestra muerte; caminemos recordando estas palabras que Margarite Yourcenar cita del Emperador Adriano: “mínima alma mía, tierna y flotante, huésped y compañera de mi cuerpo, descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos, donde habrás de renunciar a los juegos de antaño. Todavía un instante miremos juntos las riberas familiares, los objetos que sin duda no volveremos a ver... Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos...”.
*González Licea, Genaro. Introducción de Aforismos, A propósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.