Fotografía de Ingrid L. González Díaz
en la nada que es nada al verme entre la nada.
La noche humedece los claros de la luna,
su olor a tierra herida, a pobreza mojada entre la hierba,
me astilla hasta los huesos.
A lo lejos me veo como una piedra que duerme entumecida,
como un grito de ceniza que sabe a cal ensangrentada,
como un suspiro que el viento revuelca entre sus manos.
Soy un instante, soledad molida con el tiempo.
Polvo que flota a solas como un suspiro bajo el agua,
como un silencio evaporado que se aleja más allá del negro
resplandor del infinito.
Del libro:
El silencio y la sombra de Genaro González Licea
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