Roberto López Moreno es un poeta de maíz y
barro, de puño libertario de piedra chiapaneca, voz de sol y cascada de
esperanza. Es un maestro y un gran amigo, amigo de verdad. Me da mucho gusto que
el maestro nos reuniera nuevamente en este 2º encuentro de poesía, cuento corto
y minificción, que muy merecidamente lleva su nombre.
Debo decir que la intervención de cada uno de los escritores y poetas, todos de incuestionable nivel literario, hizo de su expresión un espacio de comunión muy especial en torno a la palabra, al maestro y a nosotros mismos. Uno escuchando al otro y el otro escuchando a uno. Lo cual, además, dejó al descubierto el excelente trabajo de los coordinadores del evento: la poeta Marcela Romn, y el también poeta, editor y promotor cultural Francisco Fierro Brito, para ambos mi más sincero agradecimiento.
He aquí mi modesta participación, dedicada, como
expresé, al maestro y amigo: Roberto López Moreno.
MUERTE Y DESEO
Quisiera oír el
mar con tus oídos,
hundir mis ojos en
tus ojos escondidos,
tocar con mis
manos el desierto de tus manos,
besar tu silencio
con mi olvido.
(de
Caloclica; Vozabisal,
2018)
DUELE RECORDAR EL OLVIDO
Duele
recordar el olvido.
Somos
insignificantes,
viajeros
en la casa del camino,
recuerdos
que se tejen,
sentimientos
que palpitan, flotan.
Duele
recordarlo.
Duele.
(de
Caloclica; Vozabisal,
2018)
CUANDO VEAS A LO LEJOS QUE LA MUERTE LLEGA
Cuando
veas a lo lejos que la muerte llega
y
sientas mis cenizas caer sobre las tuyas,
abre
el ataúd entre el ensueño de tus manos,
y bebe
un poco de agua en el hueco de mis ojos.
Duerme
en mi olvido que crece cuando llueve,
y deja
caer tu ausencia entre la mía.
Un día
fuimos brisa en madrugada,
brasas
atadas al amor del tiempo.
Polvo
y viento es nuestra raíz ahora.
(de
Caloclica; Vozabisal,
2018)
NADA QUEDARÁ DE MÍ
Nada quedará
de mí. En silencio dormirá el viento. El peso de la noche despertará a solas.
Habrá
una inmensa soledad como la mía.
Espacio
denso, desnudo en la intimidad desnuda.
Uno
frente a su propia nada, uno con el peso de su propia soledad a solas.
(de
Caloclica; Vozabisal,
2018)
VIVÍ EXTRAVIADO EN MI ATAÚD VACÍO
Viví
extraviado en mi ataúd vacío.
Bebí
mi soledad a solas.
Fui grisáceo
atardecer dormido,
silencio
de cráneo sepultado,
olor a
sepelio envejecido.
Fui
palabra rota,
nostalgia
que duerme cristalina.
(de
Caloclica; Vozabisal,
2018)
VEO YA, A LO LEJOS, MI ROSTRO AGRIETADO
Veo ya,
a lo lejos, mi rostro agrietado caer entre sus ruinas,
mi
desconsuelo atado en la sombra de mi mano,
mi voz
clavada en una tumba sepultada.
(de
Caloclica; Vozabisal,
2018)
LA MUERTE ES UN AIRE EN LA SOMBRA
La muerte
es un aire en la sombra,
una
luz en el agua,
el azul
en la luna, una nube vacía.
Es una
voz suave envuelta en la tierra,
un olor
a montaña, a ocaso, a madrugada.
Una lluvia
de estrellas, recuerdos y olvido.
(de
Caloclica; Vozabisal,
2018)
LA MUERTE A FIN DE
CUENTAS ES UN SILENCIO
La muerte a fin de cuentas es un silencio luminoso
que no existe,
un aire cansado de esperar,
una palabra envuelta en un silencio de ceniza.
Se acerca la hora de partida.
Que la muerte muera en mis brazos cuando muera.
(de Caloclica; Vozabisal, 2018)
Genaro González Licea
Ciudad de México, Caloclica, junio 2022.