sábado, 24 de junio de 2023

Genaro González Licea: la piedra de mi abandono

 

Autor: Esteban Eduardo Guerreiro 
Maqueta para una Moneda de Oro
Grafito y tinta sobre cartulina 
y tamiz de Luz del Mediodía 


Un privilegio que don Esteban Eduardo Guerreiro me dedicara esta hermosa obra de arte, 

y un gusto que acompañe las siguientes líneas:   


La piedra de mi abandono

está sobre un pedestal de arena,

sobre un recuerdo enterrado

y unas lágrimas atadas,

un sueño de caracolas abrazándose en el agua,

y un silencio desnudo amando la soledad del mar.

 

La piedra de mi abandono

está en mi sombra vacía,

en el despertar del día

y en las nubes que se van.

 

Del libro:

Silencio y abandono de

Genaro González Licea




jueves, 15 de junio de 2023

Genaro González Licea: HAIKU BARCELONA PREMIA LA POESÍA DE MARTHA OBREGÓN LAVÍN

 

Pintura de Martha Obregón Lavín
Fotografía sin datar


HAIKU BARCELONA PREMIA LA POESÍA DE MARTHA OBREGÓN LAVÍN

  

De plata y oro,

el polvo iluminado

muere en la sombra.

 

Martha Obregón Lavín

Cuenco de lluvia. 100 haikus ilustrados

 

 Como el calor de la brasa en el frío invierno, sutil, penetrante y lleno de amoroso abrigo, así es la poesía de Martha Obregón Lavín en los ojos del alma. Es una delicia leerle. Su calidad poética y trayectoria literaria le avala con creces. Trabajo, trabajo y trabajo es su constante.

         Trabajo que le reconocemos todos, que le reconoció Haiku Barcelona al otorgarle, en el ámbito de haiku en castellano, una distinción muy merecida a su trabajo literario. Gran alegría ha producido este reconocimiento internacional al trabajo poético de Martha Obregón. Mil felicidades Martha, tu trabajo y gran sensibilidad te respaldará siempre.

El haiku galardonado de nuestra poeta es el siguiente:

 

Mirar la luna

escuchar el silencio

que la circunda

 

Mi felicidad se redondea al observar que, en este mismo evento, pero en el ámbito de haiga (haiku y fotografía), también fue reconocido Eduardo Obregón Lavín, hermano de nuestra poeta y persona muy estimada por mí, con una hermosa imagen en blanco y negro y el siguiente poema:

 

Un hombre pisa

nervaduras de luz

y es casi sombra

 

Agregaría, si me permiten, unos poemas inéditos de Martha Obregón Lavín que, a reserva de su revisión final por ella contemplada, en lo personal me generan y proporcionan una gran reflexión y enseñanza, una brasa en el alma, como dije.

Es el caso de los siguientes tankas que escribió nuestra poeta:

 

Un hombre va

y se adentra en la niebla

siembra palabras

 

florece cada sílaba

su sombra es luminosa

 

v  

 

Siempre emergiendo

tumbas en el olvido

contradicción

 

Son memoria imborrable

presencias del presente

 

Sería el caso también de este senryü:

 

Al mismo paso

en círculos caminan

vida y muerte

 

Y este haiku, al cual acudo una y otra vez. Acompaña la soledad de mi alma, mi viaje en este mundo, mi sombra que se aleja, lo efímero que soy, que somos:

 

Hojas caídas

como muertos sin tumbas

de pronto vuelan

 

Agregaría también tres poemas de Obregón Lavín, que forman parte de los haikus vampíricos concatenados, ya publicados en la revista literaria Taller Igitur.

 

Sobre hojarasca

un nido ya sin aves,

sólo una pluma

 

v  

 

Un vuelo efímero

de oscura travesía,

nocturna nube

 

v  

 

En cuello y pecho

las ramas encarnadas,

árboles negros…

 

Admiro de nuestra poeta su forma tan sencilla y natural de ver el mundo, su finura para contemplar el instante, el movimiento sensible de las cosas, de la acción, en general, de la vida cotidiana. No encuentro en ella un lenguaje artificial o acartonado, sino, por el contrario, una expresión genuina, auténtica, sincera, que nos remite a una imagen estética que deja honda huella, un instante de contemplación reposando en el iris de los ojos:

 

Huye el sol

dejando todo quieto

sobre los árboles

 

         Es mucha la capacidad creadora de nuestra poeta y pintora, maestra siempre. Se conmueve y nos conmueve al contemplar la luna, las lombrices, el andar del asno con su carga o el arcoíris tras el maizal.

 

Arrean al asno,

pesa mucho su carga.

Un niño llora

 

v  

 

Tras el maizal

se mira el arcoíris.

Canta un cenzontle

 

         Su sensibilidad encierra, en sí misma, una expresión de asombro, una contemplación que despierta los sentidos. Uno siente el olor de la flor cortada sobre la sequedad del suelo, el canto del grillo y su silencio al alba, o el aroma del naranjo invadiendo las paredes de la casa. Sus palabras son un todo en armonía, una expresión natural de asombro.

 

La flor cortada

despide su esplendor

sobre el suelo seco

 

v  

 

Noche colmada

por el canto de un grillo,

silencio al alba

 

Martha, nuestra poeta, al escribir dibuja, se maravilla y nos maravilla al contemplar la lluvia y las épocas del año, celebra su ida o su llegada con la sorpresa y amor de alguien que aprecia profundamente el significado y sentido de la vida. Nos hace sentir el espíritu que la propia naturaleza tiene y nos da. Lo frío de la escarcha, el amor de invierno y primavera, el florecer de los geranios y amapolas, el sol cobrizo del otoño descansando en las ramas de un árbol cualquiera o el paso de las hojas siguiendo el fluir del viento.

 

Siempre en el bosque

la verde lejanía

es luz violeta

 

v  

 

Con la marea

se borra toda huella.

Corren cangrejos

 

v  

 

Desesperanza:

un pájaro se pierde

al horizonte

 

Sí, nuestra poeta al escribir dibuja, sus pinceladas tienen la sutileza del viento, la fuerza del agua, el silencio de piedra mirando la cascada, el sol, el tiempo. Pinceladas sencillas, ligeras, repletas de vida y vivacidad. Trazos cortos, intensos, que asoman, como el alba, el amanecer del día, lo sorpresivo e impredecible del día. Líneas estéticas de colores y palabras suaves que nos llevan a un interior en armonía, a un sentir y mirar la belleza del instante, el irrepetible instante que encierra el asombro de la vida. Y ahí está, entre otros, su libro Cuenco de lluvia. 100 haikus ilustrados, con sus trazos breves y profundos, acompañando la expresión contemplativa que encierra la palabra. Su arte es creación en partida doble. Su pintura es un haiku y, al mismo tiempo, su palabra es toda una pintura, una maravillosa pintura que ilustra e ilumina la línea en blanco que asoma el sentir del alma, la esencia del poema que, como el “polen del ser”, respiramos todos.

 

Polen del ser

“la nada es un instante”

vida en la muerte

 

         La reflexión de la vida y la muerte, la permanente y natural reflexión de vivir y morir no es ajena a nuestra poeta, como tampoco lo fue a Basho: “de viaje, enfermo: /mis sueños vagan /por los eriales”, o al gran Banzan, a Kumazawa Banzan, que expresa con maestría el asomo del ser al contemplar lo profundo y natural que significa el instante de vivir y morir al mismo tiempo: “Adiós… /Acabo como todo acaba /rocío en la hierba”. La muerte, la muerte vista con la naturalidad de la propia vida inmersa en la muerte. La vida y la muerte son latidos irrepetibles de alumbramiento. El acto y el misterio de estar y ya no estar en este mundo. No encuentro palabras que traduzcan el misterio de la vida y de la muerte, la muerte es muerte, igual que la vida es vida, instantes de iluminación y alumbramiento intraducible. Hay serenidad para vivir la vida y aceptar la muerte, el hombre se prepara para vivir y morir, su visión de mundo encierra, a su vez, su forma de despedirse, su camino que le llevará a su silencio, a su permanente y único silencio. Martha Obregón Lavín se asoma a estas piedras triangulares de reflexión con esa sencillez muy suya, de la siguiente manera:

 

Cierro los ojos:

“un silencio en el agua”

es vértigo oscuro

 

v  

El viento suave

jugando entre las manos

suspiro de agua

 

         Reflexión y sencillez que se confirma, entre otros, en dos hermosos haikus que Martha dedicó al gran poeta Enrique González Rojo Arthur, poeta del eterno deletrear del infinito, de la esperanza, la dignidad y la resistencia cotidiana, los cuales cito a continuación:

 

Poeta eterno

del ser del infinito

ser deletreándose

 

v  

 

Del infinito

el dorado fulgor,

polvo y cenizas

 

         Lo digo nuevamente, la pluma de nuestra poeta es, a la vez, un pincel capaz de dibujar la esencia de las cosas, la contemplación del instante y los múltiples detalles que envuelven a la vida cotidiana y que, en gran parte, hemos dejado de ver. La poeta de Mi libro de haikus, con gran sencillez nuevamente nos remite a observar y respetar la belleza de la naturaleza, el efímero devenir de estar y ya no estar, a la musicalidad, cadencia y armonía que comprende la vida misma. Su maestría es grande, nos muestra sin dobleces y gran sinceridad su visión de mundo. Recuerdo aquí, por ejemplo, su forma, sencilla, profunda y sin dobleces, de expresar la fuerza de la mujer campesina que trabaja cosechando y recolectando lo sembrado. Imagen que perdurará por siempre en todo aquel que lea su siguiente poema:

Siempre encorvada,

sembrando, recolectando

mujer de campo

 

Mi agradecimiento a Martha Obregón Lavín es mucho. Su fuerza poética y calidad humana es una enseñanza siempre. Me invita, nos invita, a continuar este camino sin importar las adversidades que al paso uno encuentre. Todo el día, nos dice, “mi sombra me acompaña /vieja y disminuida/ soy mi sombra. /En medio de la noche /nos separamos. /A dónde va mi sombra /a dónde voy sin mi sombra”. Hay que seguir, seguir, seguir, “tal como los pájaros siguen trinando después de la tormenta”.

     

Genaro González Licea

Caloclica, CDMEX, junio 2023.

  

Genaro González Licea
Fotografía sin datar



viernes, 9 de junio de 2023

Genaro González Licea: libertad

 


Genaro González Licea 
Fotografía sin datar 


Libertad,

lleva un suspiro de mí a la orilla del lago,

lloraré contigo tu grandeza en mí,

tu silencio sin ancla y sin alas,

tu brisa, callada y serena,

agitando la suavidad del viento,

las hojas del árbol, el sol en la piedra,

la pureza del agua.

 

Llévame hasta ahí, llévame.

Lo bresco del alba

será el amor y el desamor

de mis párpados bañados

con lo pardo de la luna,

será mi libertad mirando su abandono,

el oleaje de un sueño, la sonrisa de un lirio,

el alma del limo. 


Del libro Silencio y abandono 

de Genaro González Licea 


Fotografía de Ingrid L. González Díaz