El
tiempo
Es un brujo metido entre las venas,
una línea de luz que no cree en dioses,
ni bestias ni árboles ni sombras,
solo en su ráfaga de luz en sí misma
iluminada.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
El
tiempo
Es un brujo metido entre las venas,
una línea de luz que no cree en dioses,
ni bestias ni árboles ni sombras,
solo en su ráfaga de luz en sí misma
iluminada.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Fue un aroma de flores cercenadas,
un cuchillo que corta las penas que no
encuentro,
una voz escondida que duerme en mi yo
enloquecido,
un interior que me espera por haberme
suicidado.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Son desiertas ilusiones de lo que nunca
he sido,
exilios de un yo que nunca tuve,
delirios de encontrarme un día,
devorado, tal vez,
por el destierro que humedece mi camino,
o enterrado en un lugar donde nací y
morí,
y sin embargo no conozco.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Aquí donde estoy
el silencio junta mi cuerpo destrozado,
y el dolor es espeso
como el recuerdo de una madre tirada en
el olvido.
Es un punto fijo que no existe.
Un viento caído sobre el viento.
Un frío acariciando el rostro que un día
tuve,
recuerdos desolados gritando en mi yo
que está desnudo.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
El tiempo es cruel cuando nos deja
en la amarga desesperanza que tiene el
abandono,
pero es también un hechicero cuando a él
nos abrazamos,
y mordemos el rocío de la indigencia que
nos ata.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Son un dolor sublime escondido entre los
pasos,
un pesar que encarna en los pesares,
un quejido que al tocar el alma llora.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Desconozco si
alguien no habla este idioma.
Tal vez los dioses,
tan puros, tan hermosos,
sean los únicos
ateos,
pero los dioses no
existen
más que en el
viento de cada quien.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
En este lugar donde me encuentro
mi pasado se pudre entre la nada.
Los zopilotes son palomas que en el aire
me apuñalan.
Hay tumbas y más tumbas encima de las
tumbas.
Frescos gusanos jugando con mis dedos.
Ámpulas mordidas por la tierra.
Estoy vivo de tanto morir vivo.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Hay un dolor que jamás encontraremos,
codicias y soberbias de lo que fuimos o
somos sin saberlo,
hoyos de mezquindades unidos sin
fisuras,
migrantes e indigentes que agonizan,
fantasmas que caminan extraviados
en busca de un llorido lejano que les
llama.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Es entonces cuando brillan de dolor.
Lamentos y quejidos es su idioma.
El idioma de todos,
nómadas, sedentarios e indigentes
en este caminar de ida y de regreso.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Vi los dientes de un quejido que no muere,
el llorido de un infante resignado,
la congoja de una madre sepultada,
hiel amorosa que amamanta la tierra que le mira,
el sueño que acaricia al sueño,
ilusión de polvo y de ceniza,
de rostro de carbón desconocido.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Son mi aliento
y yo su alimento que vive desangrado.
Cuando en mí hay una lágrima,
en ellas está el llanto desatado,
un instante de luz que aflora
desde la sequedad del olvido.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Eso vi en esta desolada intimidad donde
me encuentro,
en estas mis tumbas que me cargo
como vísceras colgadas en mi olvido.
Tumbas que me odian, lo sé, por dejarlas
un día abandonadas.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Soy, me dije, el desconocido asesinado,
el silencio de piedra,
el horizonte tragado por el mar,
la carne quemada por la flama,
el sueño de un mañana oculto entre las ruinas,
el eco de un sonido que murió al amanecer.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
En este abandono donde estoy,
abrí los ojos de la muerte perdidos en
mi herida.
Vi una selva tendida en la memoria,
el olor de muertos clandestinos,
y la humedad de sus manos saludando entre las flores.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Soy la cal que tiran a los muertos,
la voz decapitada por un grito,
la palabra desolada que canta en la montaña,
una grieta delirando en el brillo de un río consumido,
azulosa claridad enroscada en un árbol que me cuida,
en un murmullo que se duerme en una piedra que me
mira,
en una tierra que me abraza,
que me canta en el oído
y me hace sentir que no estoy solo,
o no tan solo,
mientras pierdo mi ser y encuentro mi ceniza.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Fui el silencio dolido de las olas,
la sombra de una rama dormida entre mis
manos,
el alma solitaria que astilló las negras
bugambilias
que murieron en un dulce atardecer.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Hay cosas que uno entierra
pensando que sin ellas somos otros.
Las dejamos al abandono de oscuras
tempestades
que descansan en pozos muy cansados.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Fui una piedra y una herida,
un abismo mordido por un grito,
una lluvia tendida sobre el mar.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Estoy en el abandono de mí mismo,
mis instantes olvidados me acompañan,
no se han muerto,
están enlazados con las piedras del
camino,
con el olor desolado que me entierra,
con mi dolor que soba mis párpados
molidos.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Difuntos quemados en los ríos de sal
esperanzada.
Ríos íntimos donde mi vacío se
desvanece,
y mis huellas son pisadas que no
existen.
Amaneceres muertos,
decadencias hilvanadas con mi lengua,
estanques arrepentidos,
silencios apuñalados en silencio,
recuerdos ciegos de tanto ver mis
murmullos desvalidos.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Son cosas que ocultamos en lo más
profundo
de nuestra alma agusanada,
cosas que deformamos,
les pisamos el rostro hasta ver sus
labios sepultados.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Un árbol viejo tirado en el camino
me recuerda a mi padre abandonado,
a una mano roída por la espera,
a un enfermo desahuciado
que contempla su vida deslizarse sobre
el río,
al crepúsculo que con él se va.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
La danza de la muerte se pierde donde
estoy,
mi ceniza me abandona,
mi negra soledad se va también.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Por qué olvidé que mientras viva nada
morirá sin mí,
todo es una parte mía,
un mundo mágico que late enterrado,
un racimo de yos
donde los muertos se desvisten con el
viento,
los dedos se salen por los muros,
y el miedo se enrosca al verse en el
vacío,
en el polvo tendido debajo de la hierba,
en el tiempo
que zurce el olor de los muertos
olvidados.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea