domingo, 24 de junio de 2018

EL SILENCIO Y LA SOMBRA, poemas de Genaro González Licea, sobre la indigencia humana







GUILLERMO I. ORTIZ MAYAGOITIA
Comentario al libro El silencio y la sombra de GENARO GONZÁLEZ LICEA



El silencio y la sombra. Tu libro es un canto al dolor de la indigencia. Tu poesía es triste, desolada y llena de imposibles, de énfasis por repetición y de “haikus”.


INDIGENCIA

Hay dolores que de viejos no duelen o, al menos, no deberían de doler.


Son los que te acompañan de por vida,
desde antes de nacer.


Esos dolores no deben de doler,
porque si duelen te olvidas de vivir
y sólo vives para ellos.


Te consumen, te postran, te agotan.


Hasta que sólo queda el dolor de tu existencia: 
“Vivir no es cosa fácil.
Vivir duele”.



© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados. 

EN MI TUMBA CRECE UN GIRASOL…, poema de Genaro González Licea






Fotografía de Ingrid L. González Díaz




EN MI TUMBA CRECE UN GIRASOL…



En mi tumba crece un girasol que al girar cosquillea una lágrima en mi lengua.

Es un girasol que brilla sepultado en el olvido,
en la nada que me roba una parte de mi nada,
un presagio que canta con los párpados cerrados,
una ilusión púrpura de vértigo encendido,
eterno desamparo perdido en mi existencia.


Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: Neblina de fantasmas

© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados. 

NACÍ DEL AROMA DE LA CAÑA, poema de Genaro González Licea







Fotografía de Ingrid L. González Díaz






NACÍ DEL AROMA DE LA CAÑA



Nací del aroma de la caña y del surco mojado del barbecho.
Transité veredas por valles, campos y montañas.
Tejí mi voz con el hilo de mis pasos.


Es de madrugada ya,
la muerte me espera.


Respetar mi silencio es lo que pido.
Descansar como el viento en el fondo de la nada.



Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: Neblina de fantasmas


© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.

MI PADRE FUE UN ÁRBOL ARRUGADO POR LOS AÑOS, poema de Genaro González Licea






Fotografía de Ingrid L. González Díaz





MI PADRE FUE UN ÁRBOL ARRUGADO POR LOS AÑOS



Mi padre fue un árbol arrugado por los años,
su indigencia está pegada con la mía.
Juntos bebimos un vino de luz hecho de tuna.
Juntos comimos el pan arrodillados.


Él me quiso demasiado, recuerdo su sombra de cobija,
su respiro tirado entre las ramas.
Morirás un día, me dijo con sus manos, al ver mi sueño tendido entre la hierba.


Hoy, al ver la azulosa neblina de cada amanecer, le recuerdo con su suave voz de señas pintadas en el viento.
Hago un rezo muy mío, muy desde lo más amado, sabiendo que un día he de morir.


Mi padre fue un árbol solitario que sembró en mí la conciencia de la muerte.
Dormiré en su raíz, seré polvo y rocío en la oscura soledad del tiempo.



Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: Neblina de fantasmas

 © Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.

DESPIERTO TIRADO ENTRE LAS HOJAS, poema de Genaro González Licea







Fotografía de Ingrid L. González Díaz





DESPIERTO TIRADO ENTRE LAS HOJAS



Despierto tirado entre las hojas y mastico en silencio la indigencia en la que vivo.


En los escombros mis recuerdos se bañan mutilados,
huyen de sí mismos al verse desnudos como un relámpago sin agua.


La mañana huele a muerto, a cirio adolorido.
Mi cuerpo esta tirado
y mi alma se agrieta con el frío.


Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: Neblina de fantasmas

© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.



CON EL OLVIDO DE ALGUIEN QUE FUI SIN CONOCERME, poema de Genaro González Licea





Fotografía de Ingrid L. González Díaz 




CON EL OLVIDO DE ALGUIEN QUE FUI
SIN CONOCERME


Con el olvido de alguien que fui sin conocerme, riego la enferma raíz de los rosales.
Su olor triste me recuerda al mío, igual que su amor amarillento que escurre en sus hojas al cortarlo.


Sus espinas se clavan en el viento, en ellas cuelgo como fantasma degollado.


Mi silencio es de piedra sumergida más allá del crepúsculo perdido.


Mi sueño el suspiro de un pájaro que muere sin haberse conocido.



Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: Neblina de fantasmas
© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.


LA INDIGENCIA ES AZULOSA..., poema de Genaro González Licea









LA INDIGENCIA ES AZULOSA…



La indigencia es azulosa, tal vez verde o rojiza como el aroma agusanado del olvido.


Es un recuerdo vagabundo que aúlla en el sueño de un yo decapitado.


Es el exilio interior de un ser que llora perdido en la neblina de una negra soledad que vive en el polen de las flores.


Es la vida y la forma callosa de vivir.


Es la muerte anticipada al ver por un instante el vacío de una luz interior que nos espanta.


Es un carecer de algo que no existe, un querer más y más de lo que nadie tiene,
incompleto vaivén del tiempo en este caminar desnudo entre las piedras,
entre el recuerdo y el olvido de un sinfín de astillas hundidas en los ojos.


La indigencia es un vivir amoroso y cruel que duele,
que punza,
que punza.


Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: La soledad del indigente


© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados. 

EN EL MAR LOS MUERTOS SONRÍEN CON LA ESPUMA, poema de Genaro González Licea










EN EL MAR LOS MUERTOS SONRÍEN CON LA ESPUMA



En el mar los muertos sonríen con la espuma y duermen tranquilos sobre el agua.


Sus entrañas abiertas como piedra les hacen llorar sobre el hueco de las olas.


Es tan grande su soledad,
su abandono de brisa marinera,
que los navíos al sentir su frío palidecen como dioses calcinados,
como silencio de un errante pescador que agoniza ciego de amor de tanto amar sin ser amado.


Ahora sus huesos son coral amamantado, humo de madrugada que acompaña el latir del marinero.


Han quedado atrás los muelles.
Más allá del silencio que arrulla la marea,
los ojos dulces del amanecer,
los brazos de la arena donde triste duerme la última partida.


En el mar los muertos son fantasmas que a lo lejos observan su cadáver.



Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: La soledad del indigente

© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.


LA VIDA SE FUE SIN MÍ…, poema de Genaro González Licea











LA VIDA SE FUE SIN MÍ…


¿Adónde estará segura
mi vida por donde voy
si cada paso que doy
es sobre mi sepultura?

Calderón de la Barca




La vida se fue sin mí, tal vez, por el miedo que tuve de encontrarme,
no supe quererme o acaso me quise demasiado.


Fui una piedra empedernida, sueño cansado de soñar y de soñarte,
misterio roído más allá del tiempo,
aliento en ceniza, fantasma de un ahorcado en su locura.


Caminé sin sentido por caminos que no existen,
por lugares donde el polvo deshace lo amargo de la luz con que te miro.


Vagué, vagué desnudo comiendo sombras y pisando espinas,
mi tristeza fue mi música y mi harapo,
mis lágrimas brotaron por las uñas,
mis culpas mordieron mis huesos y mi lengua.
Nadie frente a mí, solo mi sombra y la oscura oscuridad de una sombra en mis entrañas.


Caminé como loco en el desierto de mí mismo,
me perdí en mi libertad o quizá en ella me encontré sin conocerme.
Rompí la paz de vivir en madriguera.
Enfrenté el miedo de verme sin rostro sepultado,
sin voz que acompañara mi voz entre la nada.
Y ya cansado de dormir despierto me escondí debajo del silencio de mi sombra.


Vivir no es cosa fácil.
Vivir duele,
supura el alma sepultada.



Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: La soledad del indigente

© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.


poema de GENARO GONZÁLEZ LICEA













ME DESNUDO COMO UN RÍO ENTRE LA ARENA…



Me desnudo como un río entre la arena cuando llega al mar.
Busco mi yo que ya se ha ido y encuentro tan solo mis culpas tiradas sobre el agua,
mis sienes ahogadas de nostalgia,
mi negro gemido enterrado en la orilla de mi boca.


El mar llevó a mi otro yo como balsa a la deriva.
Al yo que busco en la cresta de las olas,
o en su sereno culebrear que acaricia el aullar de los océanos.


Me busco y no me encuentro,
o encuentro a otro que no soy yo.


Sigo errante.
Incompleto de una parte de mí que desconozco.


Sigo solo con la tristeza al lado de mi piel mojada.
Camino sin encontrar camino.
Una y otra vez mi soledad crece después de mediodía.
El cielo sangra al sentir que el sol penetra a mi yo perdido.
Los peces se sumergen y lloran al ver como se aleja una parte de mí en la oscura oscuridad que abraza al mar.



Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: La indigencia en las entrañas


© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.


EL SILENCIO Y LA SOMBRA, nuevo libro de poesía de GENARO GONZÁLEZ LICEA














© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados. 

sábado, 23 de junio de 2018

poema de GENARO GONZÁLEZ LICEA






ZURCÍ MI DOLOR CON LAS PÚAS DE MIS DEDOS





Zurcí mi dolor con las púas de mis dedos.
Un hilo de caña lloró al recordar la herida.


Fui alguien que se fue sin conocerse, otro sin irse nunca,
y uno más que esperaba que viniera.


Fui un insaciable deseo entre las nubes,
una permanente sensación de estar vacío,
un ser indigente que murió perdido.


Busqué la plenitud de dioses y demonios,
más ellos, como yo, desnudaron sus culpas con el humo de su hoguera,
su tormento aún se escucha cuando el viento se mece entre mis manos.

Viví en el desamparo, mi silencio se quedó bajo una piedra.
Un día me conocí sin conocerme,
morí de espalda y el viento acarició mi olvido.


Hoy, estoy aquí, al pie de un árbol,
y la sombra de un ahorcado me mira de reojo.




Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: La indigencia en las entrañas

 © Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.

poema de GENARO GONZÁLEZ LICEA






EL SILENCIO INDIGENTE
ASOMA SU DOLOR EN LA MISERIA



El silencio indigente asoma su dolor en la miseria.
Mis pensamientos se van entre las hojas.
Camino sin sentido llevado por el viento.


El calor de mi sombra cubre lo frío de mi piel vacía.
Un recuerdo hecho pedazos reclama lo que nunca he sido.


Soy un indigente que duerme en el dolor de su presagio,
en un tiempo que engendra el cadáver donde vivo,
la miseria de un hombre sin entrañas,
la sombra de una rama que me mira.


He dejado de ser yo de la punta de la lengua al sueño de mis pies dormidos.
Descanso a cielo abierto en un rostro que no es mío,
o es tan mío que ya no sé si es aquel que un día me enterró entre el maíz y el barro,
o es este que muerde sin mí el amanecer dolido.


Un muerto se levanta rezándome al oído.
Estoy más allá del vacío, más allá del fondo de la nada.
Estoy donde el silencio se queda sepultado,
donde uno come brasas y masca su desdicha en el musgo del cascajo.


La indigencia es una herida interna que lleva a la desnudez de la miseria.



Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: La indigencia en las entrañas

© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.


poema de GENARO GONZÁLEZ LICEA





QUIERO SER ESTE Y EL OTRO







Quiero ser este y el otro y aquel que ha dejado de ser yo.
Quiero quitarme esta sed de la memoria,
esta sed invisible que me escurre por los ojos,
esta insaciable soledad de estar vacío.


Quiero desatar mi sombra de este tiempo que no existe,
de este naufragio que nos mira,
de esta ilusión que pisa lo que nunca se ha pisado.
Desierto donde habita un ser sin sepultura,
la intimidad de la nada,
el silencio que en silencio muere.


Quiero que cese esta esperanza que me duele,
este deseo de caminar con mis pies amputados sobre el río,
esta oscura oscuridad donde la luz es negra,
y el mañana se entierra a sí mismo al recordar su nombre.


Quiero encontrar el sueño que no tengo,
la lengua que he perdido,
el día que se va y jamás regresará a morir conmigo.


Punza este viento indigente que cubre la miseria donde vivo.
Esta sequedad en mis entrañas donde una parte de mí se separa de los ojos.



Genaro González Licea
del libro: El silencio y la sombra
Apartado: La indigencia en las entrañas

© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.









GENARO GONZÁLEZ LICEA Ocho poemas de El gato


















¿El gato es gato o soy yo un gato?
Me gustaría descifrarlo ahora.
Vacilo, dudo, decido hacerlo y no hacerlo.
Recuerdo.
Mi voz descansa sobre las hojas que descienden,
mis palabras se derriten en los labios.

Mi tristeza tiene el peso exacto de mi infancia.




***
El presagio cotidiano de la muerte,
lo permanente de morir a cada instante,
hasta que un día todo concluya.





***
Mis recuerdos caen sobre las hojas,
son ráfagas de luz,
mosaicos de vida que nunca vivirán.

Fueron aborto de infancia y destino.




***
Hay un recuerdo vacío,
enigmático,
estéril,
tal vez un sueño.

Me veo desterrado de mi mismo.
Camino a paso lento. 
Entre mis manos escucho un viento que se va.
Despierto en el centro de un cementerio,
doblo mi sombra
y tiendo mis propios pasos sobre el césped y el rocío.




***
Carezco de fortuna y si la tuviese,
la emplearía para comprar un bote de basura,
una cama, una silla y una mesa.
Una hoja en blanco, un lápiz.
Después dibujaría de mil y una maneras el alma de mi gato.
Crearía mis propios fantasmas,
le daría vida a mi vida;
al interior de la vida de mi vida.



***
Nunca pude tener un gato.
Acariciar su pelo y con ello
tener la ilusión de sentir las caricias
que no recuerdo haber tenido de mis padres,
de alguien que me diera aliento para seguir de pie,
comiendo la carnosidad de las cáscaras de fruta
dejadas en la soledad de un bote de basura.

Nadie lo comprendió en su momento.
Pero tampoco tenían la obligación de entenderlo.




***
Yo no sé si es el afecto por mí mismo,
el odio o el rencor,
los que pudren ahora la esperanza que formé para sobrevivir.
Sólo siento rodar mi sombra,
consumirme en una ilusión que no existe.
Extrañar lo que nunca he tenido.




***
Las palabras dejan un hueco en mi pensamiento.
Los gusanos pululan y avanzan sin sentido.
Mi sombra se diluye, nada qué hacer.
Vigilar mi sombra.
El dolor despeja mi camino.

Genaro González Licea
del libro: El desahuciado, el gato

© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.