Aquí mastico mi tristeza,
busco mi sombra,
y mi sombra se diluye como el agua.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Aquí mastico mi tristeza,
busco mi sombra,
y mi sombra se diluye como el agua.
Del
libro
Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Cuando todo acabe,
me lo dije a mí mismo cara a cara,
será mi soledad tirada en la neblina,
el reencuentro, tal vez,
con mi propia soledad que siempre fue
muy mía.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Desde ese día mis culpas
se revientan en lo negro de mis venas,
son fantasmas que viven en mí
enloquecidos,
voces arrodilladas
en el aroma de una flor que ya no
existe,
se fue, para siempre, en la sonrisa del
instante,
en el soñar pleno del dormir del
tehuizote.
Del
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Cerré mis párpados,
vi pasar mi sombra a un lado del mar y
debajo de la arena,
a mi alma romperse entre las olas,
y a mis pasos hundirse en las grietas
donde duerme el mar.
De mí solo quedó una brisa salada sin mi
cara,
un aire disperso en madrugada,
una nube trotando al paso mío.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Sí, en este lugar a donde estoy,
mis cenizas se enredaron
en la cara de otra cara que sé bien que
era la mía.
Quise verla, quise verme,
quise ver las cavidades donde grita mi
existir desconocido.
Un coraje me arrojó al camino,
me busqué sin saber de mi existencia,
quise verme,
quise verme desnudo de mí por un
instante,
sin huesos, sin carne,
solo yo y el infinito de este duelo
que deshace mis entrañas.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Estoy donde mi voz es el aliento
de tantos y tantos muertos torturados,
de tantos suspiros clandestinos que palpitan con sus
miedos
y se envuelven con el frío de sus muros sumergidos.
Son luciérnagas en mí resucitadas
que rompen su quejido en lo negro de mi cara.
Del
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Soy otro y el mismo que emigró al buscarse.
El mismo que cayó en la zanja de su herida,
el mismo que se ama y se desprecia.
Sí, soy este y el otro que guarda su rencor acumulado,
su culpa mordiéndole el oído.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
En ese rostro busqué mis pasos que se han ido,
su huella la encontré en una oruga babeando deformada,
me envolví en su miedo metido entre mis uñas
y abracé el vacío de mis ojos.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Los rencores y los miedos se ahorcaron
en un sótano cansado.
Con el tiempo zurcirán el polvo
en la eterna eternidad de un solo
instante,
y buscarán su libertad en los ojos
muertos
de un dolor sin sepultura.
Errantes morderán su libertad de odiar,
su deseo de vivir babeando en la
espesura.
Del
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
No sé cómo llegué aquí ni cuál fue el motivo,
pero ciego quedé al ver mi negro
interior desecho y consumido,
el olor marchito de
las fosas donde duermo,
la brasa enferma de
mi yo adormecido.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Las
tumbas en el olvido..
Son un yo de paranoias envueltas en la
sombra que era mía.
Miedos amarillos de tanto estar conmigo.
Llagas atadas a un recuerdo que yo sé
que está escondido,
a una oruga babeante en mi lengua
endurecida.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Somos el duelo permanente de vivir la
vida,
el silencio tendido en el dulce infinito
de sentir la muerte.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Es el frío y
el calor vivido por la hierba y por el llano,
por la muerte,
la vida y lo
vivido.
Es una forma
de vivir al lado de la vida.
Vida y muerte
son un misterio sepultado
al interior de
lo que somos,
un enigma
tendido en los poros del alma
y de las
manos.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Uno es lo que es y lo que nunca ha sido.
Lo que sabe que es y lo que nunca ha
sabido.
Uno es silencio y sombra.
Luz oscura que late en el recuerdo y el
olvido,
en la vivacidad del ser y del vacío.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Y es así que estoy aquí
muy al fondo de mí sin saber dónde.
Voces negras cuelgan en mi oído.
Prejuicios escondidos apuñalan mis latidos,
mis rencores angustiados como sapos,
mi coraza de parásitos dormidos.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
He de respirar el polen de mi polen,
el aire de mi cuerpo perdido en los geranios,
la huérfana neblina que me abraza,
los secretos sepultados que me pudren,
el resplandor de unos pasos migrantes que me siguen,
los lamentos que crecen como el musgo cuando llora.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Cómo pude olvidar que un día desperté
sin mí,
vi mis odios alejarse en las entrañas de
mi yo desconocido,
a mi piel desgarrada de tanto desprecio
recibido,
de tanta pobreza soportada.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Ya no hay nada aquí…
Desciendo en mi propia oscuridad
más allá de mi voz hecha ceniza.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Vivir y morir es un don del tiempo y de
las hojas,
un misterio envuelto en un círculo de
jade,
un centro azuloso hecho de piedra,
de agua que nace del estanque
y moja esta palabra que hoy me mira.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Somos un silencio de mágicas raíces,
un canto sumergido entre las venas,
un venero de sueños y esperanzas.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Nada es pasado en mí,
todo es tierra de noche y día,
una cultura de obsidiana que arde sobre el río,
un rezo de dioses llorando su destierro,
un cadáver olvidado junto al mío.
Unas ámpulas comiéndose mi herida,
lamiendo el olor de mi pasado,
la pus de mis culpas sentenciadas,
mi carne que escurre callada mirando
hacia el océano.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Este subsuelo de múltiples raíces y colores,
este silencio zurcido con el tiempo,
este sentir de voces muertas,
de huesos molidos en mi boca,
es el pan que me alimenta,
el cielo que me aflige,
el caracol que suena entre mis ojos.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Hay un poder mágico que llora entre las
hojas,
un espíritu que danza en las montañas
y duerme en la oscuridad perdida de un
lucero.
Es el espíritu divino del vacío,
es la muerte que abraza el alma de una
rama
dormida en lo negro de la nada.
Hojas y ramas tienen vida,
dientes y dedos como el polvo,
lágrimas que sueñan sin saber que están
dormidas,
como piedras preñadas con el agua,
como pájaros que cantan degollados.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea
Ahora lo sé de cierto,
estoy sumergido en el tiempo donde nada
existe.
Solo la muerte un día me liberará de
estas tumbas
que cargo en las entrañas,
tumbas de recuerdos y olvidos,
de silencios que fluyen en los poros de
mis manos,
de mi ser que se horroriza y consuela al
contemplarse,
como esa luz que vaga en el aire,
como un penacho que brilla cuando la
muerte danza,
se hunde y enrosca en un presagio que no
duerme,
en un azul intenso que respira.
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Tumbas en el olvido de Genaro González Licea