lunes, 30 de noviembre de 2020

Genaro González Licea: aquí mastico mi tristeza.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Aquí mastico mi tristeza,

busco mi sombra,

y mi sombra se diluye como el agua.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: cuando todo acabe.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Cuando todo acabe,

me lo dije a mí mismo cara a cara,

será mi soledad tirada en la neblina,

el reencuentro, tal vez,

con mi propia soledad que siempre fue muy mía.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 


Genaro González Licea: desde ese día mis culpas se revientan en lo negro de mis venas.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Desde ese día mis culpas

se revientan en lo negro de mis venas,

son fantasmas que viven en mí enloquecidos,

voces arrodilladas

en el aroma de una flor que ya no existe,

se fue, para siempre, en la sonrisa del instante,

en el soñar pleno del dormir del tehuizote.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 


Genaro González Licea: cerré mis párpados.

Fotografía: Ingrid L. González Díaz
 

Cerré mis párpados,

vi pasar mi sombra a un lado del mar y debajo de la arena,

a mi alma romperse entre las olas,

y a mis pasos hundirse en las grietas donde duerme el mar.

De mí solo quedó una brisa salada sin mi cara,

un aire disperso en madrugada,

una nube trotando al paso mío.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 





Genaro González Licea: sí, en este lugar a donde estoy.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Sí, en este lugar a donde estoy,

mis cenizas se enredaron

en la cara de otra cara que sé bien que era la mía.

Quise verla, quise verme,

quise ver las cavidades donde grita mi existir desconocido.

Un coraje me arrojó al camino,

me busqué sin saber de mi existencia,

quise verme,

quise verme desnudo de mí por un instante,

sin huesos, sin carne,

solo yo y el infinito de este duelo

que deshace mis entrañas.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 


Genaro González Licea: estoy donde mi voz es el aliento de tantos y tantos muertos torturados.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Estoy donde mi voz es el aliento

de tantos y tantos muertos torturados,

de tantos suspiros clandestinos que palpitan con sus miedos

y se envuelven con el frío de sus muros sumergidos.

Son luciérnagas en mí resucitadas

que rompen su quejido en lo negro de mi cara.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea


Genaro González Licea: soy otro y el mismo que emigró al buscarse

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Soy otro y el mismo que emigró al buscarse.

El mismo que cayó en la zanja de su herida,

el mismo que se ama y se desprecia.

Sí, soy este y el otro que guarda su rencor acumulado,

su culpa mordiéndole el oído.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: en ese rostro busqué mis pasos que se han ido

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


En ese rostro busqué mis pasos que se han ido,

su huella la encontré en una oruga babeando deformada,

me envolví en su miedo metido entre mis uñas

y abracé el vacío de mis ojos.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea


Genaro González Licea: los rencores y los miedos se ahorcaron...

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Los rencores y los miedos se ahorcaron

en un sótano cansado.

Con el tiempo zurcirán el polvo

en la eterna eternidad de un solo instante,

y buscarán su libertad en los ojos muertos

de un dolor sin sepultura.

Errantes morderán su libertad de odiar,

su deseo de vivir babeando en la espesura.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: no sé cómo llegué aquí ni cuál fue el motivo.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


No sé cómo llegué aquí ni cuál fue el motivo,

pero ciego quedé al ver mi negro interior desecho y consumido,

el olor marchito de las fosas donde duermo,

la brasa enferma de mi yo adormecido.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea




Genaro González Licea: las tumbas en el olvido son un yo de paranoias...

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Las tumbas en el olvido..

 

Son un yo de paranoias envueltas en la sombra que era mía.

Miedos amarillos de tanto estar conmigo.

Llagas atadas a un recuerdo que yo sé que está escondido,

a una oruga babeante en mi lengua endurecida.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea




Genaro González Licea: somos el duelo permanente de vivir la vida.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Somos el duelo permanente de vivir la vida,

el silencio tendido en el dulce infinito de sentir la muerte.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: es el frío y el calor vivido por la hierba y por el llano.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Es el frío y el calor vivido por la hierba y por el llano,

por la muerte,

la vida y lo vivido.

Es una forma de vivir al lado de la vida.

Vida y muerte son un misterio sepultado

al interior de lo que somos,

un enigma tendido en los poros del alma

y de las manos.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: uno es lo que es y lo que nunca ha sido.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Uno es lo que es y lo que nunca ha sido.

Lo que sabe que es y lo que nunca ha sabido.

Uno es silencio y sombra.

Luz oscura que late en el recuerdo y el olvido,

en la vivacidad del ser y del vacío.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea


Genaro González Licea: y es así que estoy aquí.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Y es así que estoy aquí

muy al fondo de mí sin saber dónde.

Voces negras cuelgan en mi oído.

Prejuicios escondidos apuñalan mis latidos,

mis rencores angustiados como sapos,

mi coraza de parásitos dormidos.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 


Genaro González Licea: he de respirar el polen de mi polen.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


He de respirar el polen de mi polen,

el aire de mi cuerpo perdido en los geranios,

la huérfana neblina que me abraza,

los secretos sepultados que me pudren,

el resplandor de unos pasos migrantes que me siguen,

los lamentos que crecen como el musgo cuando llora.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: cómo pude olvidar que un día desperté sin mí.

 

Fotografía: Ingrid L. González Díaz


Cómo pude olvidar que un día desperté sin mí,

vi mis odios alejarse en las entrañas de mi yo desconocido,

a mi piel desgarrada de tanto desprecio recibido,

de tanta pobreza soportada.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: ya no hay nada aquí.

 

Fotografía: 
Ingrid L. González Díaz


Ya no hay nada aquí…

Desciendo en mi propia oscuridad

más allá de mi voz hecha ceniza.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 


Genaro González Licea: vivir y morir es un don del tiempo y de las hojas.

 

Fotografía: 
Ingrid L. González Díaz


Vivir y morir es un don del tiempo y de las hojas,

un misterio envuelto en un círculo de jade,

un centro azuloso hecho de piedra,

de agua que nace del estanque

y moja esta palabra que hoy me mira.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: somos un silencio de mágicas raíces

 

Fotografía: 
Ingrid L. González Díaz


Somos un silencio de mágicas raíces,

un canto sumergido entre las venas,

un venero de sueños y esperanzas.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: nada es pasado en mí.

 

Fotografía: 
Ingrid L. González Díaz


Nada es pasado en mí,

todo es tierra de noche y día,

una cultura de obsidiana que arde sobre el río,

un rezo de dioses llorando su destierro,

un cadáver olvidado junto al mío.

Unas ámpulas comiéndose mi herida,

lamiendo el olor de mi pasado,

la pus de mis culpas sentenciadas,

mi carne que escurre callada mirando hacia el océano.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: este subsuelo de múltiples raíces y colores.

 

Fotografía: 
Ingrid L. González Díaz


Este subsuelo de múltiples raíces y colores,

este silencio zurcido con el tiempo,

este sentir de voces muertas,

de huesos molidos en mi boca,

es el pan que me alimenta,

el cielo que me aflige,

el caracol que suena entre mis ojos.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: hay un poder mágico que llora entre las hojas.

 

Fotografía: 
Ingrid L. González Díaz


Hay un poder mágico que llora entre las hojas,

un espíritu que danza en las montañas

y duerme en la oscuridad perdida de un lucero.

Es el espíritu divino del vacío,

es la muerte que abraza el alma de una rama

dormida en lo negro de la nada.

Hojas y ramas tienen vida,

dientes y dedos como el polvo,

lágrimas que sueñan sin saber que están dormidas,

como piedras preñadas con el agua,

como pájaros que cantan degollados.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea 



Genaro González Licea: ahora lo sé de cierto.

 

Fotografía: 
Ingrid L. González Díaz


Ahora lo sé de cierto,

estoy sumergido en el tiempo donde nada existe.

Solo la muerte un día me liberará de estas tumbas

que cargo en las entrañas,

tumbas de recuerdos y olvidos,

de silencios que fluyen en los poros de mis manos,

de mi ser que se horroriza y consuela al contemplarse,

como esa luz que vaga en el aire,

como un penacho que brilla cuando la muerte danza,

se hunde y enrosca en un presagio que no duerme,

en un azul intenso que respira.

 

Del libro

Tumbas en el olvido de Genaro González Licea