Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Me desnudo como un río entre la arena cuando llega al mar.
Busco mi yo que ya se ha ido y encuentro tan solo mis culpas tiradas sobre el agua,
mis sienes ahogadas de nostalgia,
mi negro gemido enterrado en la orilla de mi boca.
El mar llevó a mi otro yo como balsa a la deriva.
Al yo que busco en la cresta de las olas,
o en su sereno culebrear que acaricia el aullar de los océanos.
Me busco y no me encuentro,
o encuentro a otro que no soy yo.
Sigo errante.
Incompleto de una parte de mí que desconozco.
Sigo solo con la tristeza al lado de mi piel mojada.
Camino sin encontrar camino.
Una y otra vez mi soledad crece después de mediodía.
El cielo sangra al sentir que el sol penetra a mi yo perdido.
Los peces se sumergen y lloran al ver como se aleja una parte de mí en la oscura oscuridad que abraza al mar.
Del libro:
El
silencio y la sombra de
Genaro González Licea
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