Fotografía de Ingrid L. González Díaz
donde la realidad parece que no existe.
Es un espacio donde la luz huele a madera,
a féretro de sueños escondidos.
Es un abismo perdido en un silencio cobrizo que me ciega,
en un azul eternamente ensangrentado,
en un recuerdo que nace de una culpa gangrenada,
de un relámpago que toca las lágrimas del mar.
Es el silencio de mi propia soledad que me acompaña,
sueños de cadáveres dormidos,
de muertos que no saben que están muertos.
Del libro:
El
silencio y la sombra de Genaro
González Licea
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