domingo, 25 de diciembre de 2011

La cultura de copiar y pegar*

En nuestros días lo único que existe es imitar y copiar, no se sabe otra cosa más que imitar y copiar. ¿Y cuando ya no exista a quién imitar y copiar? El hombre se desplomará, nacerá, entenderá por fin que fue apéndice, grasa, pensamiento colgante. ¿Cuántas cosas se pueden crear, decir, hacer, transformar sin necesidad de imitar y copiar, e incluso, por qué no, de leer un libro?

*González Licea, Genaro, Aforismos, Apropósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.

La plenitud de lo escrito*

A un escritor lo que menos le preocupa es el saber si lo escrito está bien o no. A un escritor le importa que lo escrito le deje satisfecho. Si está bien o mal es un juicio de valor que estrictamente le corresponde a los lectores.
Rechazo a los que escriben de todo sin estar ellos mismos, esto se debe a que en mi soledad estuvo siempre la palabra, fue mi compañía. “La palabra escrita me enseñó a escuchar la voz humana, un poco como las grandes actitudes inmóviles de las estatuas me enseñaron a apreciar los gestos. En cambio, y posteriormente, la vida me aclaró los libros”. Memorias de Adriano de Margarite Yourcenar. ¿Cómo poder escribir algo donde no esté uno?




*González Licea, Genaro, Aforismos, Apropósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.

Navego en mis ideas como un barco a medio mar*

Navego en mis ideas como si fuera un barco a medio mar. Me aferro a mis ideales, dignidad y orgullo; a mi acto de libertad como expresión que me permite levantar la frente y mirar a los ojos del otro. A mitad del océano, en la soledad del barco y mis circunstancias, me adhiero a la vida, como ese viejo pescador descrito por Hemingway en El Viejo y el Mar, que solo en un bote al centro del mar y con ochenta y cuatro días que no cogía un pez, lucha con su presa, de tú a tú, el todo por el todo. En su lucha el viejo pescador pone todo lo que es como ser viviente: integridad, orgullo, vida. “Me estás matando, pez, pensó el viejo. Pero tienes derecho. Hermano, jamás en mi vida he visto cosa más grande, ni más hermosa, ni más tranquila ni más noble que tú. Vamos, ven a matarme. No me importa quién mate a quién”.

*González Licea, Genaro, Aforismos, Apropósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.

El atormentado Modigliani*

Por lo que se refiere a Modigliani debo decir que este pintor vive en un eterno tormento con respecto a la clase social a la que pertenece. Ser burgués no es cosa fácil, en gran parte se necesita una falta de ética, un cierto descaro para explicar la plusvalía, la corrupción, el ultraje. Por lo mismo, el gran reconocimiento por este pintor es su extrema valentía de expresarse como un ser antiburgués, lo cual en sí mismo ya es revolucionario. Modigliani es un enfermizo, débil, el Kafka de la pintura; es un pintor que dibuja para responder a su propio yo que esta en conflicto; asume como propia la desesperanza y el desencanto humano que percibe de la sociedad al inicio del siglo XX; el ser humano y la densidad de la tragedia es el tema de su pintura, de ahí los oscuros y colores arenosos, ojos que no ven, pozos negros, lienzos blancos, ciegos; ojos combinados: un ojo ciego, otro que ve. Su pintura presenta la nostalgia, el naufragio de un yo colectivo. Un deseo de equilibrio entre el yo, el mundo y las circunstancias; deseo que le lleva a crear un lenguaje propio; un solo cuadro ejemplifica lo anterior: El violonchelista. Modigliani, el pintor del alargamiento de la figura humana, el pintor que de acuerdo a uno de sus biógrafos, Giorgio Cortenova, “reafirma las razones de la psique del lado del psicologismo. Así como afirma los ritmos de la persistencia y de la duración, pero no los inscribe en la sólida volumetría del arcaísmo o en la tranquila presencia de la forma bella (...) Es irreverente, intencionalmente “tosco”, capaz de “apresurarse” sin conceder demasiada importancia a la aristocracia del pincel: incluida la de los vanguardias”.

*González Licea, Genaro, Aforismos, Apropósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.

Gauguin, el pintor que robo el espíritu a Tahití*

¿Y qué podemos decir de Gauguin? Yo creo que Gauguin por su incuestionable sensibilidad pudo robar a Tahití su espíritu y cultura para proporcionársela al mundo. ¿Qué otra cosa se puede decir al ver cuadros de paisajes y mujeres tahitianas? Es un pintor que se rebela al sistema social establecido, es en gran parte anárquico, lucha contra todo lo preconcebido, lo establecido. Vicen Van Gogh le respetaba y estimaba mucho, y eso es decir bastante, dos personalidades fuertes, en ninguno de los dos hay lloriqueos, solo intensidades, desgarramientos internos. Dos personas de carácter que, por lo mismo, no podían estar juntas demasiado tiempo. Anna María Damigella nos dice que Gauguin en sus últimos años que pasó en la isla de Hiva-Oa, archipiélago de las Marquesas, aunque cautivado por las creencias locales, “se siente alejado de artistas y escritores simbolistas; pide tan sólo que se le reconozca el mérito de haber luchado por la libertad en el arte; a la nueva generación le aconseja que se “aferre a las abstracciones más rotundas, que supere toda timidez.””

*González Licea, Genaro, Aforismos, Apropósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.

Seurat, los problemas sociales y el elogio de Van Gogh: "Ah, si yo pudiera hacer algo igual"*

También es indispensable agregar el nombre de Seurat, pintor que encontró su originalidad y más alta expresión en la técnica denominada puntillismo o neoimpresionismo; aunque yo diría, más bien, que su técnica consistió en arrancar la esencia, el alma de las cosas, del ser humano, la esencia del fenómeno. Seurat es un pintor introvertido que muere de difteria; es un hombre cuya preocupación central fueron siempre los problemas sociales, así lo expresa en sus cuadros Mujer cosiendo (madre del artista), El pobre pescador, Picapedrero, Periferia y El circo. Es de mencionar que uno de los grandes elogios que yo he escuchado de un pintor para otro, es precisamente el que expresa Van Gogh al ver los cuadros de Seurat: “Ah, si yo pudiera hacer algo igual”.

*González Licea, Genaro, Aforismos, Apropósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.