A don César Molina Enríquez
Regresaré a las montañas,
a los campos apacibles
que ungieron mis pies
con el rostro del polvo y las espinas.
Caminaré por esos amaneceres
que nunca me dejaron,
veredas verdes y llorosas de neblina,
riachuelos de mi alma cantando al
viento,
a las piedras con su olor a pino,
a silencio, soledad y esperanza mía.
Regresaré a las montañas,
a sus murmullos de estrellas
soñando entre las sombras,
sombras libres, dulces y serenas,
como esta mi alma al tocar el tiempo.
Del
libro:
Silencio y abandono de
Genaro González Licea