Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Un cadáver mutilado,
niños con lágrimas atadas en
la boca,
mujeres desnudas flotando
sobre el río,
sobre la luz huérfana del
río.
¡Cuántos
muertos sin enterrar!
¡Cuánto
dolor tendido entre las piedras!
Quejido
de sus ojos en mis ojos,
muertos
míos, mis muertos.
Del libro:
Al caer el tiempo de Genaro
González Licea
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