Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Las varas que me buscan acarician
mi alma adolorida.
Son los dedos de un capullo tocando
mi destierro,
la sombra que mira el cansancio
de mis pasos,
la cálida neblina envolviendo
la carne que fue mía,
la tierra clandestina que duerme
en mi piel asesinada.
Del libro:
Al caer el tiempo de Genaro
González Licea
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