Fotografía de Ingrid L. González Díaz
La vejez es solo un caminar del tiempo.
Los pasos titubean, la soledad espera,
el corazón duele, los dientes se
astillan de cansancio,
uno abraza la melancolía de los tiempos
idos,
sabe que nada regresará y no hay
eternidad,
ni amor, ni desamor al iniciar el día.
La vejez no llega ni de lejos viene,
camina con los pasos de la vida y de la
muerte,
es la huella de sus pies y su ceniza,
de su grito y su lamento,
de su eco lloroso en una voz sin sombra,
agotada, muda, apacible,
que mira a lo lejos cómo el atardecer se
va.
Del libro:
Al caer el tiempo de Genaro
González Licea
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