Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Mi dolor es una lápida que guarda
un cementerio,
un suspiro que en mis manos reverdece,
espinas llorando de
amargura,
heridas sangrando de abandono.
Vivo el duelo de vivir la vida,
el olvido dejado por mi
sombra,
la soledad del viento que sin
mí camina.
Morí ejecutado en un silencio
clareado por la luna,
la luz evaporó mi rostro en el
vacío,
seré por siempre un ser desconocido.
Del libro:
Al caer el tiempo de Genaro González
Licea
No hay comentarios:
Publicar un comentario