Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Mi vejez enredada en unos ojos sin rostro,
en una muerte ahorcada
con el frío,
en una luz
incinerada por esta sombra mía.
Luz negra como el vértigo
del día perdido entre la bruma,
como el dolor y el desconsuelo
del que sabe que en la vida no ha vivido.
Mi vejez es un
insomnio que nunca dormirá su sueño,
es un vacío perdido
entre mis pasos,
un relámpago que jamás
encontrará la pureza de la muerte.
Del libro:
Al caer el tiempo de Genaro
González Licea
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