Fotografía de Ingrid L. González Díaz
El olor del pino,
la enramada llorosa de tanto amar lo fresco de la
aurora,
la palabra tirada en la sombra de un murmullo,
y el tiempo,
el tiempo que languidece si lo miró.
Sin ilusiones ya,
huérfano como piedra mirando su pasado,
espero, sin llanto, la palidez opalina del olvido.
Del libro:
Al caer el tiempo de Genaro
González Licea
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