Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Mi rostro se perderá en lo denso de la
bruma,
en la tristeza que se asoma al ver lo gris
de mi abandono,
el eco deformado de mi voz,
el dolor de mis huesos que no aguanto.
Llegaré a lo más hondo del ser,
encontraré la desnudez de mi alma
liberada,
la plenitud de mi ser vagando sin sentido.
Así será, lo sé, me lo dice este desahucio
y la humildad que deja el abandono.
Retrocesos no hay,
penas y arrepentimientos quedarán atrás,
solo me envolverá un aire suave, un fluir
sin voluntad.
La nada carece de contorno y de relieve.
La nada es nada en plenitud.
Del libro
La sequedad del estanque de Genaro González Licea
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