fotografía de Ingrid L. González Díaz
La nostalgia de tu adiós
es un mirar mi pequeñez sin que te vayas,
oler el luto de tus ojos,
sentir tus manos muertas en las mías,
tocar la densidad del firmamento
con la lengua de mis pasos.
La muerte, tu muerte, la mía,
no es más que una mortaja pegada en la
cara del olvido,
una piedra molida sin dientes en la boca,
un abismo de espinas que sangra con el
viento,
un pesar amargo, seco,
como el dolor de un árbol solitario
mirando su destino.
Del libro
La sequedad del estanque de Genaro González Licea
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