Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Hay girasoles solitarios que crecen sobre
espinas,
sus pétalos son secos como el llano,
amargos como un murmullo astillado
que se aleja con el viento.
Es grande su soledad, su tristeza y
desamparo,
lo sé, lo sé bien,
por su aroma dulce, amoroso y resignado
a vivir en la humedad de su abandono.
Del libro
La sequedad del estanque de Genaro González Licea
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