Sembré
el campo con letras de maíz y trigo, las hortalizas de abril y el amor en los
surcos de mayo.
Moriré
por siempre en esta tierra callada y en esta eternidad sin tiempo.
Amamantar
la voz con el alma herida y el amor de invierno dormido entre las hojas, aligeró
de pronto este caminar sombrío.
Húmedo
como el grito de un niño.
Triste
como un olvido en la piedra, como un recuerdo en el agua.
(Fragmento)
Genaro
González Licea
del
libro: Caloclica
Apartado: Y
yo me iré…
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