Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Para Genaro González
Licea
Entre El silencio
y la sombra, Genaro.
Me reconozco donde
no me conozco
apurando la vida que
se aferra atrapada
en la muerte segura
de parpadeo incesante.
Nada parece
detenerla
mientras el yo va y
viene
desgarrado y vibrante,
pretendiendo el
disfraz de conocerse,
desconocido al fin
en su desgaste inevitable.
Los afanes del alba
taladran los espejos de la noche
que nunca acaba de
irse y reaparece.
Arturo Guzmán
Romano.
Lunes 9 de julio de
2018.
“Nada más elocuente que el
silencio… Es en su fuerza donde descansa el ser.” Así inicia uno de los tantos
poemas, el silencio, de Arturo Guzmán
Romano, poeta todo él, “mi vida siempre ha girado en torno a la poesía,” que
generosamente hace un alto en mi libro el
silencio y la sombra y me obsequia una reflexión poética que es, en
realidad, para todos y por siempre.
Arturo Guzmán tiene, desde hace
tiempo, un lugar muy bien ganado en la poesía mexicana. De ello dan cuenta, y
en otro momento hablaremos del tema, escritores y poetas como Arturo González
Cosío, Enrique González Rojo Arthur, Lazlo Moussong, Roberto López Moreno, Roberto
Rojas, Justo Molachino, Franchi Raúl Martínez, Mario Cedeño, Juan José Arreola,
Ernesto Mejía Sánchez, Alejandro Montes de Oca, Argelio Gasca, Jesús Sandoval,
y Pedro Garfias, quien le decía a nuestro poeta: “maestro ni un carajo, yo soy
Pedro… ¿y tú?”
Dejemos la lista allí, pues, el
propio Arturo me diría: “corre el riesgo de ser injusta por incompleta”. Por lo
pronto, recomiendo su libro poemas del silencio
y otros poemas (antología 1958-2014).
Genaro González
Licea
Caloclica, Ciudad de
México,
julio de 2018.
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