Es triste caminar de aquí para
allá en círculo cerrado y sin saber los pasos que se han dado.
Caminar sin sentido ni
esperanza.
Correr sin saber por dónde ni por qué.
Dar pasos como animal herido
buscándome, buscándote en la sombra de mi sombra, en la nada de la nada.
Caminar, diría Juan Ramón
Jiménez, “por la sombra dormido, dormido, ¡a ver si puedo alcanzarte a ti!, que
has muerto sin yo saberlo”.
Es triste caminar atrapado por
una sombra que no existe.
Trampa que existe sin existir.
El problema no está en ella,
ni siquiera, nos dice al oído Wilhelm Reich en el asesinato de Cristo, en hallar la salida.
“El problema está dentro de
los atrapados”.
Lúcidos o locos son almas
abandonadas que al paso pegan ideas, como ladrillos el albañil, en el viento y
la neblina.
¿Por qué construimos un ser
que nos separa, desune y destierra de un interior muy nuestro, muy propio,
íntimo, hondo, como el peso de la eternidad en un caracol herido?.
(Fragmento)
Genaro
González Licea
del
libro: Caloclica
© Genaro González Licea. Todos los derechos reservados.
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