Fotografía de Ingrid L. González Díaz
El infinito huele a soledad dormida sobre
el agua,
a tierra herida,
a fuego desnudo caminando sobre el viento.
Huele a permanente olvido,
a vacío amargo tirado en el desierto,
a misterio negro, luminoso,
como llaga florida desnuda sin mi boca.
Del libro
La sequedad del estanque de Genaro González Licea
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