Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Desnudo y envuelto en mi agonía,
mi alma se aleja con la dicha y la
desdicha
de haberme acompañado.
Sus huellas se borrarán con el viento,
se perderán en la neblina,
igual que yo, aquí, al ver mi cuerpo frío,
inerte,
como una rama seca
dormida en un sol que languidece.
Del libro
La sequedad del estanque de Genaro González Licea
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