sábado, 15 de enero de 2011

Los rostros de Kokoschka*



De Kokoschka me impresionan sus rostros, rostros cadavéricos, pálidos, expresiones violentas, ausentes; rostros que expresan un yo atormentado, se podría decir, incluso, en gran parte frustrado; rostros raídos, máscaras de conducta, malestar socioindividual, ansiedad, locura, idiotez, neurosis; rostros sonámbulos, vacíos.
Kokoschka es un expresionista, sus pinceladas son carne contraída, plasman el secreto de la personalidad, los nervios del alma. En particular me gustan mucho dos autorretratos: el Autorretrato con la mano en la boca y el Autorretrato con las manos cruzadas, y la pintura llamada La novia del viento. En los dos primeros se percibe el temor, el naufragio, la insatisfacción personal, la soledad. Mirada interrogante, ojos desorbitados, cuestionadores. Y en La novia del viento se trasmite una expresión de soledad, ternura, despedida; una relación amorosa que se arrastra al mar; él con la mirada fija, viendo internamente, parecería que observa la gran soledad que le dejara un amor que se marcha; ella, serena, satisfecha, duerme recargada en su costado, con un pie arriba del cuerpo amado, del cuerpo que se mezclará en la nada; parece respirar lentamente el olor de un amor que jamás volverá a tener.

*González Licea, Genaro. Aforismos, A propósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.

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