He
perdido el deseo de vivir y de morir.
He
perdido mi sombra, mi camino, mi destino,
hasta
la hora incierta de mi muerte.
La
rutina se impone,
Todos
saben de qué y cuándo moriré.
Mi
mundo está en otra parte.
v
De
mí no queda más que el desahucio,
la
pena de ver mi muerte
en
los ojos que me miran.
v
Desahuciado,
busco
y encuentro el amor
en
todas las cosas y seres vivos.
No
hay rencor ni odio.
Amo
sin las ataduras que da el amor.
Libre
de mí mismo, de alguien, del mundo.
¡Para
ser libre se requiere desamor,
a
los 39 años lo he entendido!
Pedazo
a pedazo,
todo
mi pensamiento cae en ruinas,
languidece,
muere, crece, ríe, se agiganta.
Menciono
el nombre de Frida y el de Ingrid Libertad,
y
su sonido produce la más pura canción
alrededor
de mi vida,
un
canto tornasol que me sigue al infinito.
Genaro González Licea
del libro: El
desahuciado, el gato
©
Genaro González Licea. Todos
los derechos reservados.
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