Fotografía: Ingrid L. González Díaz
En silencio se diluye mi soledad,
mis huesos amargos, mis llagas negras,
mis recuerdos abatidos por el frío.
El tiempo está encallado al
lado de mi sombra,
es amargo y sombrío
como un relámpago herido sobre
el agua,
como un quejido ahorcado sin
mi boca.
Atrás de mí unas voces murmuran
como almas sepultadas.
Recuerdos que se mecen
atados en mis manos,
epitafios que reviven a la
orilla de mis ojos.
El tiempo se consume en lo
triste de la arena,
nunca más regresará.
A lo lejos contemplo la muerte
de mis pasos.
Del libro:
Al caer el tiempo de Genaro
González Licea
No hay comentarios:
Publicar un comentario