Por lo que se refiere a Modigliani debo decir que este pintor vive en un eterno tormento con respecto a la clase social a la que pertenece. Ser burgués no es cosa fácil, en gran parte se necesita una falta de ética, un cierto descaro para explicar la plusvalía, la corrupción, el ultraje. Por lo mismo, el gran reconocimiento por este pintor es su extrema valentía de expresarse como un ser antiburgués, lo cual en sí mismo ya es revolucionario. Modigliani es un enfermizo, débil, el Kafka de la pintura; es un pintor que dibuja para responder a su propio yo que esta en conflicto; asume como propia la desesperanza y el desencanto humano que percibe de la sociedad al inicio del siglo XX; el ser humano y la densidad de la tragedia es el tema de su pintura, de ahí los oscuros y colores arenosos, ojos que no ven, pozos negros, lienzos blancos, ciegos; ojos combinados: un ojo ciego, otro que ve. Su pintura presenta la nostalgia, el naufragio de un yo colectivo. Un deseo de equilibrio entre el yo, el mundo y las circunstancias; deseo que le lleva a crear un lenguaje propio; un solo cuadro ejemplifica lo anterior: El violonchelista. Modigliani, el pintor del alargamiento de la figura humana, el pintor que de acuerdo a uno de sus biógrafos, Giorgio Cortenova, “reafirma las razones de la psique del lado del psicologismo. Así como afirma los ritmos de la persistencia y de la duración, pero no los inscribe en la sólida volumetría del arcaísmo o en la tranquila presencia de la forma bella (...) Es irreverente, intencionalmente “tosco”, capaz de “apresurarse” sin conceder demasiada importancia a la aristocracia del pincel: incluida la de los vanguardias”.
*González Licea, Genaro, Aforismos, Apropósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.
domingo, 25 de diciembre de 2011
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