domingo, 4 de mayo de 2025

Genaro González Licea en el Encuentro de Letras “Roberto López Moreno” en el Museo de Arte Sarah Tisdall.

 

Arturo Reyes Mata (izquierda), 
Abdiel Organista (centro) y Genaro González Licea. 
Fotografía obsequio del evento.  


 En las paredes heladas de las fosas clandestinas

En las paredes heladas de las fosas clandestinas

nacen cardos que lloran en mí cuando respiro,

flores transparentes que brillan al sentir mi lejanía,

quejidos que buscan dormir sobre mi hierba,

piedras que buscan las lágrimas del río,

gritos ciegos, desolados,

dejados por la muerte violada en lo efímero del alba.

 

 

El aire huele a muertos arrastrados por el agua

El aire huele a muertos arrastrados por el agua,

a cráneos tirados mirando su agonía,

a voces atadas en la tumba de mis manos.

 

El aire huele a muertos torturados,

a quejidos escondidos en la tierra que pisamos,

a presagios, rezos y alaridos.

 

Es grande el dolor que deja el silencio de la muerte.

 

 

En el alba las almas se despiertan

En el alba las almas se despiertan

al sentir lo fresco del rocío,

el abrazo de un recuerdo que vive sepultado,

la tristeza de una sombra que en el viento se ha perdido.

 

 

Alma mía que vagarás sin mí

Alma mía que vagarás sin mí,

igual que el polvo en la eternidad del tiempo,

no mires hacia atrás ni veas extinguir

en el vacío el cuerpo que dejaste.

 

El infinito es permanente cambio,

misterio de calma y tempestad

donde el silencio vive.

 

Sigue, alma mía, igual que yo,

el sentir del viento,

sigue sin ver los campos recorridos

y cumple, como yo, el destino que forjaste.

 

Uno, a fin de cuentas, es lo que hace

y no lo que hizo ayer.

 

No te detengas, no, no te detengas.

Tú, mi humilde sombra de piedra

que conmigo sintió los pasos del camino,

la voz del agua y de los muertos

del pasado en mí.

 

Los muertos, mis muertos,

los amorosos muertos que habitan el olvido,

la indigencia natural del abandono.

 

Genaro González Licea,

Caloclica, CDMX, 3 de mayo de 2025

Genaro González Licea, 
fotografía obsequio del evento.



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