A Jean-Marie Flores
Aquellos
caminos de luz y piedra,
de
sueños labrados en tierra herida,
en
campos tristes y sol callado.
Aquellos
trigales de lágrimas mudas,
lunas
amargas buscando el río,
veredas
verdes de infancia ida,
días
de invierno llorando en mí.
Aquel
árbol sembrado en mayo,
risueño
entonces, frondoso ya,
cruz
y madera mía
que
siempre conmigo va.
Nada
de entonces se olvida ahora,
en
estos días de neblina triste
y
mañanas frías,
piedra
y escarcha donde mi alma mora.
Aquellos
tiempos de amorosos llanos,
de
tierra seca sintiendo el agua,
hoy
sosegados en mi sombra están,
son
mi silencio, mi voz de océano,
mi
sol sin alas sintiendo mi soledad.
Aquellos
tiempos de inverno ahora.
Del libro:
Tu sombra en la mía de Genaro González Licea.
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