Fotografía de Ingrid L. González Díaz
Los segundos sábados de cada mes
se han
vuelto un permanente
caminar
de cualquier día,
una
voz interior, mi voz, tu voz,
la voz
del otro que es a la vez mía.
Voz de
permanente eternidad
que
viene y va, y está y ya no está.
Voz
que brama, abraza, cobija y descobija,
concierto
de voces habitando el infinito,
la
plenitud del silencio con su tono ronco,
el
libre abandono de relámpago perdido,
la voz
fraterna y amorosa,
que
hoy, cinco de octubre,
me recuerda
el principio del principio,
el nacimiento,
del siempre amigo:
Enrique
González Rojo Arthur.
Del
libro:
Silencio y abandono de
Genaro González Licea
Fotografía sin datar
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