La esperanza no es de las flores.
Porque la esperanza es un mañana
y las flores no tienen un mañana.
Antonio Porchia.
Viernes 31 de diciembre de 1999, el milenio concluye. Hay una débil alegría de vivir. Un milenio es un milenio. Al mundo le hemos dejado lo mejor de nosotros pero también demasiados estragos. Muchas cosas han caído para nacer otras: teorías, fenómenos, pensamientos, mitos; abuelos, padres, seres queridos, generaciones. Se han transformado viejos principios. Lo que fue esperanza hace novecientos noventa y nueve años, ahora es desesperanza, paso inevitable para conformar otra esperanza.
El hombre ahora es marcadamente individualista, su carácter fraterno sólo aflora en la desgracia. La fraternidad de los caídos, los enfermos que ya no tienen nada que perder, los desahuciados del mundo que viven con la gran alegría de volver a sentir el sol, de contemplar sin angustia el cercano fin final de su vida.
El individualismo social ha roto valores, marcado indiferencias y conformado un hombre insensible, de lucha permanente consigo mismo y con el otro. En él predomina la desesperanza y la desilusión, el rencor, la frustración.
*González Licea, Genaro. Aforismos, A propósito de la vida y la muerte, la desesperanza y el desencanto humano, Amarillo editores, Derechos reservados, México, 2000.
domingo, 11 de septiembre de 2011
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