lunes, 17 de julio de 2017

Genaro González Licea. Presentación: EL DESAHUCIADO, EL GATO*





Veo mis primeros poemas y entristezco, tal vez porque mi pasado resurge como un gato. Imagen de soledad, vivacidad y calma. Imagen sin forma ni relieve. Recuerdo agridulce, etéreo. Manto de amor y ternura, sombra que abriga mi interior.  Búsqueda, encuentro y desencuentro.

Veo después mis últimos poemas. Todo en mí es horizonte, agua y sequedad, soledad de jade. Doy un paso y retrocedo, encuentro un remoto olor a infancia rota, páginas sin escribir, interrogante corpórea de mi alma, voces internas, ecos, ilusiones, búsquedas de todo y nada, cuentas saldadas, aceptación de un pasado que constituye parte de lo que ahora soy. 

Entre mis primeros y últimos poemas, entre lo que nunca volveré a tener y lo que nunca antes tuve, resurge también, desde esa imagen de mi niñez, desde esa niñez donde mis ojos se rompieron, una brisa tenue tocándome la cara, una mirada tranquila y vivaz, cercana y distante, un algo así que me recuerda a la mirada de un gato: agua marina, gota de luz y sombra, acción despersonalizada, íntima, segura, humilde, soberbia, dios y polvo. 

Entiendo entonces, diría Jorge Cuesta, que “de otro fue la palabra –antes que mía– que es el espejo de esta sombra, y siente su ruido, a este silencio, transparente, su realidad, a esta fantasía”.

Presto mi nombre, desnudo la piel del otro y la adhiero a la mía; a ésta la que carga un andar sin culpas, una indiferencia imperfecta, remota y cercana, un destino, un desahucio: caminar desencarnado, acto de vida y muerte, grasa ausente en el espíritu. Desahucio: un darle forma al abandono, un desprenderse de la vida, un hundirse más allá de uno mismo hasta encontrar un eco, una visión, una palabra: la palabra cotidiana del hombre y su esperanza, la palabra de un hombre desahuciado.
El Desahuciado y El Gato son líneas y poemas, cementerio de ideas y fantasmas, destierro, canto y hechizo, estado mágico, impersonal, cambio de piel y de pasado, imagen de espejo sepultado. En ambos se encuentra el sentir del desahucio de mi desahucio: rasgar de sombras y silencios, acto de humildad y arrogancia, sentimiento vacío, mirar cubierto de cenizas.

El Desahuciado y El Gato: son un aferrarse a la vida, un tomar agua y otra vez andar. Un acariciar al monstruo que traigo dentro, un despersonalizar la vida y la muerte. Un acto de libertad y estado de cuentas, un sueño: mundo mágico y real, deseo de esconderse en los poros de la carne y transformarse en mito.

Líneas y poemas, ideas y pensamientos que doblan las hojas como quien dobla una esquina. Me veo de lejos, ausente de mí mismo, desterrado de sentimientos de odio y amor profano, de lástimas y culpas. En El Desahuciado y el Gato me escurro como en sombras movedizas, me asomo a la muerte y me refugio en la vida, en lo que realmente puede llamarse vida.


Genaro González Licea


*El Desahuciado El Gato, Publicado por Editorial Vozabisal, México, 2017.

No hay comentarios: